Hola Saturnino:
Transmitirte que tu persona me suscitó la curiosidad que todos en mayor o menor grado llevamos dentro ya que es inherente a la condición humana. He "explorado" Cantoral de la Peña y.......; ahí estás.
Envidio tu entusiasmo y entrega: La cantidad de fotos que tienes metidas, por Dios!
Te puedo contar que hace unos años me dí un paseo por la Senda de Tosande, creo que llaman. Tenía interés en ver unos tejos que debe de haber por allí. Llegué hasta una explanada pero no supe encontrar los tejos. Luego, alguien me comentó que se hallan a la izquierda en la ladera del monte. El paseo fue algo embaucador y un verdadero deleite para los sentidos. Era una tarde de verano. Lo negativo de la experiencia es que a la vuelta me perdí y no sabía llegar al punto en el que había dejado el coche (al lado de la carretera). Se me hacía tarde y el nerviosismo y la inquietud me invadieron. Al final, la vía del tren me sirvió como referente y ayudó a orientarme. Por supuesto que no sentí miedo, pero no me seducía lo más mínimo la experiencia de tener que pasar la noche por aquellos lugares. Hubo final feliz, como en las películas. Joaquín.
Transmitirte que tu persona me suscitó la curiosidad que todos en mayor o menor grado llevamos dentro ya que es inherente a la condición humana. He "explorado" Cantoral de la Peña y.......; ahí estás.
Envidio tu entusiasmo y entrega: La cantidad de fotos que tienes metidas, por Dios!
Te puedo contar que hace unos años me dí un paseo por la Senda de Tosande, creo que llaman. Tenía interés en ver unos tejos que debe de haber por allí. Llegué hasta una explanada pero no supe encontrar los tejos. Luego, alguien me comentó que se hallan a la izquierda en la ladera del monte. El paseo fue algo embaucador y un verdadero deleite para los sentidos. Era una tarde de verano. Lo negativo de la experiencia es que a la vuelta me perdí y no sabía llegar al punto en el que había dejado el coche (al lado de la carretera). Se me hacía tarde y el nerviosismo y la inquietud me invadieron. Al final, la vía del tren me sirvió como referente y ayudó a orientarme. Por supuesto que no sentí miedo, pero no me seducía lo más mínimo la experiencia de tener que pasar la noche por aquellos lugares. Hubo final feliz, como en las películas. Joaquín.