En los años que no había
agua corriente en las
casas, las mujeres venían aquí cargadas de kilos de ropa en cestos y calderos teniendo que bajar y subir una larga y pendiente cuesta, así un año tas otro. La ropa la tenían que lavar de rodillas durante bastantes horas tanto en
verano como en
invierno y sobretodo en la
estación invernal, con temperaturas hasta bajo cero y sin guantes, lo cual llevaba un sufrimiento añadido a todo lo demás. Solamente como recuerdo y
homenaje a estas mujeres valientes, no se puede tener este
lavadero en estas condiciones tan lamentables y totalmente abandonado