RECUERDOS DE UN PEREGRINO A SU PASO POR
VILLAMBROZ
En los recovecos de la memoria se me representa una calurosa tarde de
verano, el parloteo ambiente en una humilde cantina (con la
esquina de rigor dedicada a la partida de cartas diaria de los mayores) y el entretenido
juego de un niño en la
puerta con una pequeña y delgada cachava de roble silvestre, regalo del tío Heraclio. La cantina era parte de la
casa de Jesús "el Pigazo", habilitada para sencilla taberna y transformada tras su jubilación
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