BARROCO CHURRIGUERESCO
Corresponden a tal tendencia algunos interiores, como ocurre con el altar de los Reyes, de la catedral de México, y algunos La última expresión de la tendencia desbordante puesta en marcha por el barroco fue el estilo churriguera o churrigueresco, que tomó su nombre, como se sabe, de don José Churriguera, aunque en sentido estricto, no fue él quien lo puso en circulación, ya que fue más bien arquitecto que trabajó dentro del estilo barroco. Con la tendencia churrigueresca, todo límite a la ornamentación cedió y se produjo el total desbordamiento. En realidad, entre el barroco y el churrigueresco no hubo sólo un aumento en el grado del adorno; también existieron algunas diferencias formales. Como quiera que el barroco no desdeñó el uso de las columnas, y el churrigueresco sí, prefiriendo, en lugar de ellas, el estípite, que es un soporte cargado de ornatos y cuya disposición es tan irregular como ilógica, puesto que su base es siempre más pequeña por su altura.
Exteriores, como la fachada del Sagrario Metropolitano, construido por Lorenzo Rodríguez, de 1749 a 1768. Dentro de este estilo, están asimismo, el templo capitalino de la Santísima Trinidad; el templo jesuítico de Tepotzotlán.
Corresponden a tal tendencia algunos interiores, como ocurre con el altar de los Reyes, de la catedral de México, y algunos La última expresión de la tendencia desbordante puesta en marcha por el barroco fue el estilo churriguera o churrigueresco, que tomó su nombre, como se sabe, de don José Churriguera, aunque en sentido estricto, no fue él quien lo puso en circulación, ya que fue más bien arquitecto que trabajó dentro del estilo barroco. Con la tendencia churrigueresca, todo límite a la ornamentación cedió y se produjo el total desbordamiento. En realidad, entre el barroco y el churrigueresco no hubo sólo un aumento en el grado del adorno; también existieron algunas diferencias formales. Como quiera que el barroco no desdeñó el uso de las columnas, y el churrigueresco sí, prefiriendo, en lugar de ellas, el estípite, que es un soporte cargado de ornatos y cuya disposición es tan irregular como ilógica, puesto que su base es siempre más pequeña por su altura.
Exteriores, como la fachada del Sagrario Metropolitano, construido por Lorenzo Rodríguez, de 1749 a 1768. Dentro de este estilo, están asimismo, el templo capitalino de la Santísima Trinidad; el templo jesuítico de Tepotzotlán.