Cuando tuve acceso a Internet, y a una computadora, busqué incansablemente, gente, posibles parientes, con los apellidos Abad y Cosgaya.
Cuando Raúl Gay, nuestro primo hermano, me mostró esa
foto, supe que el Universo me estaba ayudando. Entonces, le prometí a Quirina, mi abuelita fallecida, que la mandaría, de emisaria, a su tierra, para unirnos. Y vaya que cumplió, me (nos) permitió encontrarnos, por primera vez, con Graciela, hija de Alberto; con Stefi, su nieta; con
Israel Cosgaya, pariente
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