¡Oh, mujer! Estos versos tumultuosos y obscuros
que arrojo por la vida desesperadamente;
estos versos revueltos, espontáneos y duros
que lee –mansamente, sin inquietud– la gente;
estos versos llameantes, estos versos sombríos,
estos versos que tienen entrañas armoniosas,
son desesperaciones, son aullidos míos
ante el enigma eterno que hay en todas las cosas…
Yo tengo una inquietud que se retuerce loca
cuando interrogo al cielo buscando claridad,
con palabras de llamas que me queman la boca,
y quieren escapar hacia la eternidad! ---- Daniel de la Vega
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y de poema en poema se pasa la tarde, luz brillante por el oeste, Peña Redonda la última en recibir los rayos de sol. ... (ver texto completo)
que arrojo por la vida desesperadamente;
estos versos revueltos, espontáneos y duros
que lee –mansamente, sin inquietud– la gente;
estos versos llameantes, estos versos sombríos,
estos versos que tienen entrañas armoniosas,
son desesperaciones, son aullidos míos
ante el enigma eterno que hay en todas las cosas…
Yo tengo una inquietud que se retuerce loca
cuando interrogo al cielo buscando claridad,
con palabras de llamas que me queman la boca,
y quieren escapar hacia la eternidad! ---- Daniel de la Vega
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y de poema en poema se pasa la tarde, luz brillante por el oeste, Peña Redonda la última en recibir los rayos de sol. ... (ver texto completo)