El agua que corre sobre la tierra-Amado Nervo (fragmento)
Yo alabo al cielo porque me brindó en sus amores,
para mi fondo gemas, para mi margen flores;
porque cuando la roca me muerde y me maltrata
hay en mi sangre (espuma) filigrana de plata;
porque cuando al abismo ruedo en un cataclismo,
adorno de arco-iris triunfales el abismo,
y el rocío que salta de mis espumas blancas
riega las florecitas que esmaltan las barrancas;
porque a través del cauce llevando mi caudal,
soy un camino que anda, como dijo Pascal;
porque en mi gran llanura donde la brisa vuela;
deslízanse los élitros nevados de la vela;
porque en mi azul espalda que la quilla acuchilla
mezo, aduermo y soporto la audacia de la quilla,
mientras que no conturba mis ondas el Dios fuerte,
a fin de que originen catástrofes de muerte,
y la onda que arrulla sea la onda que hiere...
¡Quién sabe los designios de Dios que así lo quiere!
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Para mi buena amiga la que me recuerda --lo que yo tengo con fuentes y manantiales--, pones Amado Nervo y luego El agua que corre sobre la tierra, así lo leerás entero, seguro que te gusta, hoy mi café ha tenido un gustito de filigrana de plata, de espumas blancas y de camino que anda, ¡ah!, me vuelvo a mis quehaceres de mala gana, sin prisa, con la mente en este poema.... saludos.
Yo alabo al cielo porque me brindó en sus amores,
para mi fondo gemas, para mi margen flores;
porque cuando la roca me muerde y me maltrata
hay en mi sangre (espuma) filigrana de plata;
porque cuando al abismo ruedo en un cataclismo,
adorno de arco-iris triunfales el abismo,
y el rocío que salta de mis espumas blancas
riega las florecitas que esmaltan las barrancas;
porque a través del cauce llevando mi caudal,
soy un camino que anda, como dijo Pascal;
porque en mi gran llanura donde la brisa vuela;
deslízanse los élitros nevados de la vela;
porque en mi azul espalda que la quilla acuchilla
mezo, aduermo y soporto la audacia de la quilla,
mientras que no conturba mis ondas el Dios fuerte,
a fin de que originen catástrofes de muerte,
y la onda que arrulla sea la onda que hiere...
¡Quién sabe los designios de Dios que así lo quiere!
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Para mi buena amiga la que me recuerda --lo que yo tengo con fuentes y manantiales--, pones Amado Nervo y luego El agua que corre sobre la tierra, así lo leerás entero, seguro que te gusta, hoy mi café ha tenido un gustito de filigrana de plata, de espumas blancas y de camino que anda, ¡ah!, me vuelvo a mis quehaceres de mala gana, sin prisa, con la mente en este poema.... saludos.