A fuerza de quererte
me he convertido, Amor,
en alma en pena.
¿Por qué, Fuensanta mía,
si mi pasión de ayer está ya muerta
y en tu rostro se anuncian los estragos
de la vejez temida que se acerca,
tu boca es una invitación al beso
como lo fue en lejanas primaveras?
Es que mi desencanto nada puede
contra mi condición de ánima en pena
si a pesar de tus párpados exangües
y las blancuras de tu faz anémica,
aún se tiñen tus labios
con el color sangriento de las fresas.
A fuerza de quererte
me he convertido, Amor, en alma en pena,
y en el candor angélico de tu alma
seré una sombra eterna... Ramón López Velarde
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Un poema de amor para empezar la segunda mitad de la mañana, como ha comenzado el día con cierto revuelo... en este poema que leo con mi café pongo la esperanza de tranquilizar los ánimos, leo y releo este " A fuerza de quererte" y para querer no hay que hacer fuerza, solo llega se instala y se alimenta, si no lo cuidas se va, y simplemente un día te das cuanta que has dejado de querer, y por mucha fuerza que hagas... no regresa, un saludo.
me he convertido, Amor,
en alma en pena.
¿Por qué, Fuensanta mía,
si mi pasión de ayer está ya muerta
y en tu rostro se anuncian los estragos
de la vejez temida que se acerca,
tu boca es una invitación al beso
como lo fue en lejanas primaveras?
Es que mi desencanto nada puede
contra mi condición de ánima en pena
si a pesar de tus párpados exangües
y las blancuras de tu faz anémica,
aún se tiñen tus labios
con el color sangriento de las fresas.
A fuerza de quererte
me he convertido, Amor, en alma en pena,
y en el candor angélico de tu alma
seré una sombra eterna... Ramón López Velarde
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Un poema de amor para empezar la segunda mitad de la mañana, como ha comenzado el día con cierto revuelo... en este poema que leo con mi café pongo la esperanza de tranquilizar los ánimos, leo y releo este " A fuerza de quererte" y para querer no hay que hacer fuerza, solo llega se instala y se alimenta, si no lo cuidas se va, y simplemente un día te das cuanta que has dejado de querer, y por mucha fuerza que hagas... no regresa, un saludo.