Buenas noches MARIO, PEPIN, BENJAMIN, PEDRO y a todos/as. Para nada hemos olvidado esta bonita página, al menos en lo que a mi se refiere.
Son tantos y tan gratos los recuerdos vividos entre vosotros que no me queda otra si no reconocer que Villavega es el referente que guardo con más cariño de la vida rural propiamente dicha.
Mis recuerdos de aquellos dificiles pero maravillosos años están llenos no sólo de imágenes, si no tambien de olores y sabores, de ruidos y sensaciones irrepetibles. Eran formas de vida en las que se desarrollaban los sentidos de tal forma que podríamos escribir un libro con aquellas experiencias. Y, si lo dudais, haced conmigo un viaje por el recuerdo de los olores de la hornera, de la leche que acaba de ser ordeñada, de aquella habitación cerrada con manzanas, del tocino, jamón y pan recién cortado, de la harina recien traida del molino, el olor inconfundible de la hierba y la mies en la era, la del grano en el escriño, del humo de la leña y hasta el del polvo del camino cuando en los serenos atardeceres del final del verano, cuando, al anochecer, se oia el creciente rumor del rebaño de ovejas que retornaban a casa, hasta concretarse al atravesar la vía férrea y la carretera, en un mar de cabezas envuelto en gran polvareda, de donde surgía el sonido de esquilas y balidos.
¿Recuerdos?... ¡muchísimos amigos mios y de gran calado humano!.
Un saludo agradecido a todos/as.
Son tantos y tan gratos los recuerdos vividos entre vosotros que no me queda otra si no reconocer que Villavega es el referente que guardo con más cariño de la vida rural propiamente dicha.
Mis recuerdos de aquellos dificiles pero maravillosos años están llenos no sólo de imágenes, si no tambien de olores y sabores, de ruidos y sensaciones irrepetibles. Eran formas de vida en las que se desarrollaban los sentidos de tal forma que podríamos escribir un libro con aquellas experiencias. Y, si lo dudais, haced conmigo un viaje por el recuerdo de los olores de la hornera, de la leche que acaba de ser ordeñada, de aquella habitación cerrada con manzanas, del tocino, jamón y pan recién cortado, de la harina recien traida del molino, el olor inconfundible de la hierba y la mies en la era, la del grano en el escriño, del humo de la leña y hasta el del polvo del camino cuando en los serenos atardeceres del final del verano, cuando, al anochecer, se oia el creciente rumor del rebaño de ovejas que retornaban a casa, hasta concretarse al atravesar la vía férrea y la carretera, en un mar de cabezas envuelto en gran polvareda, de donde surgía el sonido de esquilas y balidos.
¿Recuerdos?... ¡muchísimos amigos mios y de gran calado humano!.
Un saludo agradecido a todos/as.