Estoy totalmente de acuerdo, pero como no demos muchos paseos por los alrededores y hagamos muchas fotos, este será el único recuerdo que nos quede, pues en poco tiempo esas piedras no serán más que eso, "piedras" ya que el Sr. Oscar Martín que se hace llamar Sr. Alcalde no mueve un dedo por dejar un poco adecentado el pueblo y su iglesia (bueno, no creo que sepa ni donde está.), sino únicamente arar los altos y vegas del tereno comunal del pueblo, que es lo que verdaderamente le interesa. Creo que había que unir fuerzas en la Ojeda para mantener los tesoros que tenemos en los pueblos, esas pequeñas o grandes iglesias que no sólo son arte sino también nuestra historia. Juntos tendremos más fuerza. Uno de los encantos que tiene el valle de la Ojeda es que al perderse por el campo, cuando uno menos piensa, nos sorprende rincones como este que justifican el paseo. La cámara de fotos ayudará a recordar el momento mágico, que siempre será diferente.