El pueblo cada día está más bonito. ¡Y qué emoción cuando uno abre la página simplemente para ver qué hay de nuevo y se encuentra con la casa de la madre! Y la fachada de Tolín, que en agosto pasado la dejé en plena obra. Eso sí, sin nieve, que buenos calores hacía entonces. Cuántos recuerdos... Esa calle que llamábamos "la plaza" y donde jugábamos los chavales; el arroyo que después se entubó; las vueltas que dábamos en bicicleta y esa pequeña cuesta que subíamos a toda marcha. Y los vecinos de ese entonces: los madrileños, David, Petra, Eloísa, Pedro, los maestros, Adelfa, Cele, Emilio... Calles de tierra y piedra que lastimaron nuestras rodillas en más de una ocasión. Desde esta página un abrazo a todos los que participan y conozco: Tere y Manolo. Y también a los que no recuerdo, pero están presentes... Y a mi hermano, fanático de esta página, y que es al que más cerca tengo, a sólo 1.200 kilómetros de Buenos Aires, en la Patagonia Argentina, cementerio de dinosaurios.
Marce.
Marce.