El 15 de octubre de 1582, al día siguiente de su muerte, el cuerpo de
Santa Teresa de Jesús fue enterrado en el suelo en este espacio entre las dos
rejas del que fue
coro bajo, cubierto presumiblemente con una losa de pizarra. En este lugar permaneció unos 19 años. En 1602 se coloca su cuerpo en una caja de madera noble, cubierta con un paño de brocado y se traslada a un emplazamiento más elevado entre las dos rejas del coro alto.
A raíz de la beatificación, año 1614, se construye el sepulcro y la urna sepulcral de
piedra de Villamayor, que guardó en su interior el cuerpo de Santa Teresa desde 1615 hasta 1677.
Ampliada la
iglesia, se traslada al centro del
retablo del
altar mayor la urna con el cuerpo.