El caño corre día y noche, pero su agua ya no tiene la utilidad de antaño. Ahora, un cartel nos avisa de que se trata de agua no tratada; dicho de otra forma, se nos aconseja no tomar ese agua por la posibilidad de sufrir algún trastorno gástrico, quién la tomé se expone y es su responsabilidad. Animales ya casi no hay para que abreven en su hermosa pila redonda y como regar tampoco se hace como cuando por todos lados había huertas, el agua procedente de la tierra, a la tierra vuelve, entretanto el murmullo de su chorro nos relaja y nos trae el recuerdo de un pasado de cántaros, botijos y gentes acarreando el agua por los más diversos medios.
Que buenos recuerdos de la mingacha, un saludo Juan Antonio