Mientras la red de distribución de aguas se extendió a todos los domicilios y como medida intermedia, entre eso que era una aspiración, o tener que desplazarse a la fuente más cercana; en la mayoría de los pueblos, se instalaron fuentes o caños con grifo como el de la fotografía, que venía a acercar el agua a los domicilios familiares. Esto sería por los años sesenta del siglo pasado y, como la acometida de aguas a las casas se hizo en breve plazo, la vida de estas fuentes fue efímera; cayeron en desuso y se les cerró la llave que permitía la llegada del líquido. Ahora son testigo mudo de una época que solo se recuerda en los pueblos por los más mayores.