LAS COMIDAS.
En mi casa la palabra “desayuno” sonaba algo cursi, como de capital. Se llamaba “almuerzo” y era nada más levantarse de la cama y poco antes de ir a la escuela.
Mi abuela María (la triple “M” = María Morales Martín), que era tuerta del ojo izquierdo, debido a un espigazo, se levantaba antes que los gallos cantaran (yo decía que era la que despertaba a los gallos), iba al corral y traía unos cuantos rachizos y paja, ponía a calentar agua en un gran puchero (una “puchera”) de barro ... (ver texto completo)
En mi casa la palabra “desayuno” sonaba algo cursi, como de capital. Se llamaba “almuerzo” y era nada más levantarse de la cama y poco antes de ir a la escuela.
Mi abuela María (la triple “M” = María Morales Martín), que era tuerta del ojo izquierdo, debido a un espigazo, se levantaba antes que los gallos cantaran (yo decía que era la que despertaba a los gallos), iba al corral y traía unos cuantos rachizos y paja, ponía a calentar agua en un gran puchero (una “puchera”) de barro ... (ver texto completo)