Estamos ante un
edificio de origen
románico pero transformado casi completamente en época renacentista. Es de una sola nave de dos tramos separados por un
arco de medio punto y una
capilla de planta cuadrada a la que se accede por arco triunfal. Se han conservado siete
canecillos situados en el muro norte de la cabecera. En este mismo muro, pero en la nave, encontramos lo que fue la
portada románica, hoy en día cegada. Se componía de un arco de medio punto. Los canecillos se decoran con una bola, otro con una escocia y un tercero con un
rollo.