Nací en Aldearrubia en 1948 y no he vuelto desde los 10 años de edad. Mi padre fue veterinario allí. Aunque ahora vivo muy lejos siempre me acuerdo de mi pueblo y guardo con cariño muchos recuerdos infantiles de mi lugar de nacimiento. Seguramente ya no quedarán tejares, ni la charca del pueblo, ni el prado del tio Gorio, ni el molino, ni el palomar, ni los pilones, ni la farmacia de de. Ernesto (que fue mi padrino), ni los melonares del camino de Moriscos...Incluso para muchos habitantes actuales de Aldearrubia, estos nombres les sonarán extraños. Puede también que quede poca gente de aquella época que lea estas líneas. Pero esa gente y esa Aldearrubia de aquel entonces viven todavía en mi recuerdo. Y las sentiré aun más cerca cuando muera, porque tengo pensado que mis cenizas vuelvan a Aldearrubia.