En las tardes de verano mientras siesta, algo extraordinario sucede en Aldearrubia.
Montamos cuatro colegas míos y yo en un coche antiguo que nos llamó la atención. El famoso SEAT 600 en los años 70. Salimos de Salamanca una tarde de verano y a 14km. de allí nos adentramos en Aldearrubia. Ese santuario prerrománico subterranáneo de la iglesia. El piso estaba repleto de esqueletos que no se podía pisar. Cada vez que dábamos un paso los huesos crujían por nuestras pisadas. De pronto, desde el suelo se veía una luz de color esmeralda que alumbraba el techo. En tan sólo un minuto un esqueleto se puso en pie. La luz verdosa procedía de sus ojos dirigiéndose a nosotros. Nos quedamos impávidos sin apenas poder respirar. ¡Corramos hacia el pasadizo subterráneo que comunica con las bodegas: dijo uno de los que estábmos allí. A cuatro pies nos metimos entre aquellos ruinas de un gran valor artístico. Pero la horrenda criatura agarró a mi amiga de cabellera negra, larga y luminosa. ¡Qué hermosa víctima para nuestro perseguidor! ¡Auxílio! ¡Socorro! Nos sitúamos detrás del huesudo, tratando de ayudar a la bella señorita dóndoles golpes a con unas barras de hierro que encontramos en aquel momento al cuerpo formado de huesos. Para nuestra sorpresa, apareció una luz blanca en forma de círculo. Se encaró con el esqueleto y lo convirtió en migas. Inmediatamente esa cosa mágica creó una puerta de salida y pudimos salir al exterior. ¡Qué aventura vivimos! Si te aburres y quieres vivir algo así, ven a Aldearrubia. Pero cuidado no acabe en tragedia.
Montamos cuatro colegas míos y yo en un coche antiguo que nos llamó la atención. El famoso SEAT 600 en los años 70. Salimos de Salamanca una tarde de verano y a 14km. de allí nos adentramos en Aldearrubia. Ese santuario prerrománico subterranáneo de la iglesia. El piso estaba repleto de esqueletos que no se podía pisar. Cada vez que dábamos un paso los huesos crujían por nuestras pisadas. De pronto, desde el suelo se veía una luz de color esmeralda que alumbraba el techo. En tan sólo un minuto un esqueleto se puso en pie. La luz verdosa procedía de sus ojos dirigiéndose a nosotros. Nos quedamos impávidos sin apenas poder respirar. ¡Corramos hacia el pasadizo subterráneo que comunica con las bodegas: dijo uno de los que estábmos allí. A cuatro pies nos metimos entre aquellos ruinas de un gran valor artístico. Pero la horrenda criatura agarró a mi amiga de cabellera negra, larga y luminosa. ¡Qué hermosa víctima para nuestro perseguidor! ¡Auxílio! ¡Socorro! Nos sitúamos detrás del huesudo, tratando de ayudar a la bella señorita dóndoles golpes a con unas barras de hierro que encontramos en aquel momento al cuerpo formado de huesos. Para nuestra sorpresa, apareció una luz blanca en forma de círculo. Se encaró con el esqueleto y lo convirtió en migas. Inmediatamente esa cosa mágica creó una puerta de salida y pudimos salir al exterior. ¡Qué aventura vivimos! Si te aburres y quieres vivir algo así, ven a Aldearrubia. Pero cuidado no acabe en tragedia.