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ALDEASECA DE LA FRONTERA: OTROS JUEGOS DE MI INFANCIA...

OTROS JUEGOS DE MI INFANCIA

LA “PICÁ” Y LA “MAZÁ”:- Para el desarrollo de este juego no se requería más que potencial humano deseoso de participar de forma individual, sin formar equipos ni determinar número de participantes, pero dentro de los límites razonables de participación, que no entorpeciera y dificultara el ritmo y evolución de la partida. No obstante, teniendo en cuenta el contingente de asistencia, podrían formarse partidas distintas e independientes para que todos disfrutaran del juego.

El peón y la cuerda eran los útiles de juego requeridos. Unos disponían de peón “pico lanza”, que con la habilidad y destreza de sus lanzadores y bailadores dueños, eran por su disposición y denominación del pico los más temidos por su agresividad y peligro en partir en dos al peón contrincante, y otros de “pico garbanzo”, de picada endeble y sin riesgo de accidentes mayores para la integridad del peón y disgusto del propietario. Solían formarse las partidas, aunque no habitualmente, con carácter homogéneo en cuanto a las características y construcción de los peones, dado que las diferencias eran obvias, con clara ventaja de los “pico lanza” sobre los “pico garbanzo”. Se marcaba una raya en el suelo limitada en sus dos extremos, donde, con el peón ya dispuesto, se lanzaba sobre la marca para que la picada estuviera lo más próxima a ella, incluso en la misma línea, que era la máxima puntuación, determinando la proximidad o lejanía a la raya, el orden de actuación. Establecido éste, el que más alejado de la raya estaba era el que se “quedaba”, poniendo su peón en el suelo a disposición de los demás. El primero en orden de salida, lanzaba su peón con la intención de dar “la picá” sobre el peón que se “quedaba”, y si erraba esta tentativa, tenía la opción, con el peón bailando, de cogerlo con la mano y sobre la palma, y con unos giros de muñeca, darle una “mazá”, -- (golpe seco)--, y que acertando en uno u otro caso, el peón que se “quedaba”, se desplazaba a una distancia proporcional a la intensidad de la “picá” o de la “mazá”. Áquel que ni de una ni otra manera conseguía el objetivo, se “quedaba”. La partida finalizaba hasta que el cansancio o monotonía se apoderaban de los participantes, pudiéndose recorrer de esta forma distancia largas. El acierto de la “picá” en todo lo alto del peón que se “quedaba”, podía traer, como más arriba se dice, consecuencias graves y destructivas para su integridad y disgusto, pena y desazón para el propietario del peón. Pero se aceptaban y asumían los riesgos.

EL PAÑUELO:- Para la realización de este juego, se requería un número de participantes formando un círculo, que podrían ser 8 ó 9, dentro cada uno de una marcada parcela circular. Un participante designado por sorteo, disponiendo de un pañuelo anudado circundaba, daba vueltas alrededor con el fin de dejar caer el pañuelo en un círculo unas veces al albur y al azar y otras veces elegido con intenciones precisas. Si el ocupante del redondel no se había percatado de ello, y el otro completaba la vuelta, áquel se “quedaba”, mas si advertía de que el pañuelo estaba en su terreno, debía recogerlo y perseguirle, lanzarle el pañuelo y tocarle con él antes de que el perseguido completara la vuelta y que ocupara el sitio del perseguidor. Y así sucesivamente. Saludos.
¡PAZ Y BIEN!
Paco García Sánchez. - Valladolid