ALDEASECA DE LA FRONTERA: LA FRAGUA...

LA FRAGUA

Estupendo retrato, Paco, el que haces del Sr. Pepe el Herrero, que ahora se me antoja a mi como “hijo de Vulcano”, dios del fuego y forjador de hierros. Tu relato me ha hecho revivir sensaciones remotas que, atadas a sentimientos, pujan por salir de los sótanos de mi memoria. Yo también guardo gratos e imborrables recuerdos suyos.

El Sr. Pepe era un maestro de la fragua, un taller de experimentación en el que muchos de nosotros comenzamos a entender los misterios del hierro, del acero y de otros metales. Sin lugar a dudas, tuvimos varias escuelas en nuestra infancia, y una de ellas fue ésta, la fragua, una especie de laboratorio experimental, que resultaba espectacular, fascinante y mágico para los ojos de un niño. En la fragua nos quedábamos extasiados, observando la espectacular belleza de ese gran fuelle, que tanto nos atraía y gustaba, y que aventaba desde abajo las brasas del carbón, que chisporreteaban de forma salvaje, enrojecidas por el fuego, como un pequeño castillo de fuegos artificiales. Allí observábamos con asombro el efecto mágico de rejas, formones y demás objetos metálicos, que se volvían incandescentes y se vestían primero de granate, y después de un rojo vivo, a la vez que se convertían en materiales dóciles y moldeables, listos para ser forjados a golpe de martillo.

Pinceladas para la añoranza de un tiempo que ya pasó, que no volverá nunca, aunque a veces soñemos que, tal vez, un día regrese de nuevo…

Saludos cordiales desde Zaragoza, JE