TAÑEN LAS CAMPANAS (III)
Tras mis dos anteriores notas sobre la historia y el lenguaje de las campanas, me propongo ir bajando a un terreno más concreto, para en un mensaje posterior hacer una breve descripción de los toques tradicionales de las tres campanas de la Torre de nuestro pueblo.
Advierto de antemano, sin embargo, que a los once años me fui de Aldeaseca para estudiar interno en un centro de enseñanza; que desde entonces y hasta los veintitantos tan sólo pasé algo más de tres meses anuales en el pueblo; que vivo en Aragón desde hace treinta y cinco; y que debido a todo ello lo que aquí pueda contar se lo tengo que arrancar directamente a una de las zonas más profundas de mi memoria, que por otra parte puede traicionarme fácilmente. Por todo ello convendría que otros foreros corrijan mis posibles olvidos, lagunas o errores.
Como sabéis, la Torre que todos hemos conocido está dotada de tres campanas. Una de ellas, la principal y más grande, instalada en su cara frontal, orientada hacia Peñaranda. Las otras dos, más pequeñas, localizadas en su cara lateral derecha, dirigen su mirada a Paradinas.
Estas tres campanas, seculares, fueron una de las principales fuentes de comunicación de nuestros antepasados desde tiempos muy lejanos, cumplieron también la misma función con nosotros mismos, e incluso hoy siguen alegrando festejos o llorando a los muertos, aún cuando ya no sean capaces de hablarnos como lo hacían antes, porque ya nadie las hace cantar, llorar o reír con sus propias manos, como lo hicieron con oficio y destreza, y desde tiempos inmemoriales, los campaneros de nuestro pueblo.
Ellas marcaron durante años el ritmo de cada día (el toque de misa cada mañana, el de ángelus al mediodía, el de ánimas por la noche), repicaron alegremente todos los domingos y festividades, alertaron de peligros y amenazas, cantaron alegrías, bodas o bautizos, aliviaron penas en las últimas despedidas, y, en definitiva, modularon los sentimientos y emociones de los habitantes de nuestro pueblo desde tiempos inmemoriales.
De todo ello, y en particular de sus principales toques, hablaré con más detalle en mi próximo mensaje.
Saludos cordiales desde Zaragoza, JEP
Tras mis dos anteriores notas sobre la historia y el lenguaje de las campanas, me propongo ir bajando a un terreno más concreto, para en un mensaje posterior hacer una breve descripción de los toques tradicionales de las tres campanas de la Torre de nuestro pueblo.
Advierto de antemano, sin embargo, que a los once años me fui de Aldeaseca para estudiar interno en un centro de enseñanza; que desde entonces y hasta los veintitantos tan sólo pasé algo más de tres meses anuales en el pueblo; que vivo en Aragón desde hace treinta y cinco; y que debido a todo ello lo que aquí pueda contar se lo tengo que arrancar directamente a una de las zonas más profundas de mi memoria, que por otra parte puede traicionarme fácilmente. Por todo ello convendría que otros foreros corrijan mis posibles olvidos, lagunas o errores.
Como sabéis, la Torre que todos hemos conocido está dotada de tres campanas. Una de ellas, la principal y más grande, instalada en su cara frontal, orientada hacia Peñaranda. Las otras dos, más pequeñas, localizadas en su cara lateral derecha, dirigen su mirada a Paradinas.
Estas tres campanas, seculares, fueron una de las principales fuentes de comunicación de nuestros antepasados desde tiempos muy lejanos, cumplieron también la misma función con nosotros mismos, e incluso hoy siguen alegrando festejos o llorando a los muertos, aún cuando ya no sean capaces de hablarnos como lo hacían antes, porque ya nadie las hace cantar, llorar o reír con sus propias manos, como lo hicieron con oficio y destreza, y desde tiempos inmemoriales, los campaneros de nuestro pueblo.
Ellas marcaron durante años el ritmo de cada día (el toque de misa cada mañana, el de ángelus al mediodía, el de ánimas por la noche), repicaron alegremente todos los domingos y festividades, alertaron de peligros y amenazas, cantaron alegrías, bodas o bautizos, aliviaron penas en las últimas despedidas, y, en definitiva, modularon los sentimientos y emociones de los habitantes de nuestro pueblo desde tiempos inmemoriales.
De todo ello, y en particular de sus principales toques, hablaré con más detalle en mi próximo mensaje.
Saludos cordiales desde Zaragoza, JEP