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ALDEASECA DE LA FRONTERA: TAÑEN LAS CAMPANAS (VIII)...

TAÑEN LAS CAMPANAS (VIII)

Antes de continuar con los diferentes toques de las campanas, quiero dejar constancia de algunos de los sentimientos más bellos que éstas han despertado en los poetas. Así que allá van algunos de los poemas más célebres sobre las campanas, en los que se nos ofrecen bellos reflejos, a pinceladas metafóricas, de algunos de los grandes temas que ocupan y preocupan al ser humano: La paz, la solidaridad, el amor, el eros, la vida, la nostalgia, la soledad de los muertos...

1) En primer lugar, retomo mi anterior referencia al prólogo de “Por quien doblan las campanas” (Hemingway, 1940), puesto que las palabras que recogía en mi último mensaje en realidad forman parte de un poema de John Donne, una meditación metafísica titulada “Las campanas doblan por ti” (1624), cuyos versos, sobrecogedores, encierran toda una lección de pacifismo. Cito ahora el poema completo.

LAS CAMPANAS DOBLAN POR TI (JOHN DONNE)

¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.

2) Citaré en segundo lugar “Campanario pleno”, un poema lleno de alusiones simbólicas al erotismo de las campanas, al amor, a la vida..., y que forma parte del libro “Vigilia de la hembra”, el poemario más conocido de la poetisa costarricense Lil Picado.

CAMPANARIO PLENO (LIL PICADO)

Ya repican mis campanas
los albores de mi cuerpo;
un ángelus verde y loco
me galopa en el cerebro,
me traspasa todo el vientre,
¡ay!, me resuena en todo el sexo.
Por ti llaman mis campanas
a los oficios primeros,
¡ay!, oficios de ternura
de la liturgia del beso.
Mi pecho ahora es campanario
gozándome por los senos.
Soy toda yo una campana
abriendo su oculto sueño.
¡Soy un repicar silvestre
inundando el viento entero!

3) Recojo por último otro hermoso poema sobre las campanas, el de Rosalía de Castro, la poetisa gallega que cantó la nostalgia, el dolor, las penas, el sufrimiento... En él, la poeta teme no volver a escuchar el tañido familiar de las campanas, transmitiéndonos su pena y nostalgia: “Si por siempre enmudecieran, ¡qué tristeza en el aire y el cielo! ¡Qué silencio en la iglesia! ¡Qué extrañeza entre los muertos!”.

LAS CAMPANAS (ROSALÍA DE CASTRO)

Yo las amo, yo las oigo,
cual oigo el rumor del viento,
el murmurar de la fuente
o el balido de cordero.
Como los pájaros, ellas,
tan pronto asoma en los cielos
el primer rayo del alba,
le saludan con sus ecos.
Y en sus notas, que van prolongándose
por los llanos y los cerros,
hay algo de candoroso,
de apacible y de halagüeño.
Si por siempre enmudecieran,
¡qué tristeza en el aire y el cielo!
¡Qué silencio en la iglesia!
¡Qué extrañeza entre los muertos!

¡Las campanas y sus mensajes: La paz, la vida (el eros), la muerte...!

Saludos cordiales desde Zaragoza, JEP