Mi enhorabuena para Andrés Martín Martínez. Por fin se decidió a asomarse a la ventana de su pueblo. Al lado de esta bella estampa que en la realidad tardaremos mucho en volverla a ver, obviamente has de sentirte como en un sueño que te remonta a muchos años atrás, a la nostalgia de tu infancia, cuando este fenómeno meteorológico hacía honor al refrán que, precisamente relacionado con tu onomástica, decía así: "la nevada de San Andrés (30 de noviembre), o treinta días antes o treinta después". Te lo dedica el amigo que tú sabes con un saludo afectuoso.