ALDEASECA DE LA FRONTERA: DE NUEVO A PROPÓSITO DE LA MEMORIA, LAS EMOCIONES Y...

DE NUEVO A PROPÓSITO DE LA MEMORIA, LAS EMOCIONES Y EL BOLLO FELIZ O DE LA BUENA SUERTE (1)

Nuestro cerebro no está preparado para recordar toda la información que le llega. Es más, la mayor parte de esa información se pierde de manera definitiva. Así las cosas, podríamos preguntarnos por las razones que justifican que almacenemos unas informaciones y desechemos otras. Contestar esta pregunta de forma detallada y precisa nos llevaría mucho tiempo y espacio, así que optaré por centrarme tan sólo en una parte de la respuesta, aquella que tiene que ver con las emociones.

Neurólogos y psicólogos saben hoy que nuestras emociones intervienen en nuestra memoria, que la condicionan. O dicho de otra forma, que las emociones determinan en buena medida lo que recordamos y lo que olvidamos. Así que, como ya decíamos ayer, no hay memoria sin contexto emocional.

A este propósito seré breve y esquemático, de manera que me dejaré la mayor parte de la información en el tintero. Me voy a limitar a explicar cómo en nuestra memoria se almacenan al mismo tiempo (cuando aprendemos) dos tipos de información: 1) Una de carácter externo, y 2) Otra de carácter interno. Y trataré de relacionar mi explicación con los últimos mensajes recibidos en este foro, con el bollo maimón, feliz o de la buena suerte como principal protagonista.

INFORMACIÓN DE CARÁCTER EXTERNO: EL SUCESO ACAECIDO, LA EXPERIENCIA VIVIDA

Así, por ejemplo, tal como hemos ido viendo en este foro, recordamos sonidos, olores, sabores, hechos, datos, experiencias, sensaciones. Recordamos, de esta forma, aquellas lumbres atizadas con carrasca, paja blanca o garrobaza, o el humear de las chimeneas de nuestra infancia. Los hornos donde se fabricaba el pan, los bollos de chicharrón y los maimones. La fragua, el tejar o los pinares. Las noches serenas y estrelladas. Las tertulias a la fresca, sentados a la puerta de las casas, en las noches del tórrido verano. Las bodas y los bautizos, las muertes y funerales. La navidad, la semana santa, san Isidro y el resto de festividades. La vendimia, las matanzas. La noche bruja de los reyes magos. Los campos, las huertas, las eras. El olor a alfalfa recién segada, o el sonido y olor, durante la trilla, de algarrobas, garbanzos, lentejas, trigo, centeno y cebada. El palomar, los moscardones y sartigallos, o las ballestas para cazar gorriones. Los renacuajos y ranas que poblaban nuestros charcos. El vuelo rasante de los arricángeles (vencejos) a la caza del gorgojo, las golondrinas y sus nidos sagrados, o las cigüeñas batiendo el mortero en la torre de la Iglesia. El tañido de las campanas, que marcaron las horas de nuestros días... ¡Tantos recuerdos..! Y todos ellos están ahí, almacenados en nuestro cerebro, en nuestra memoria de largo plazo. Son las experiencias vividas, los sucesos acaecidos, la información externa almacenada en nuestra memoria.

INFORMACIÓN DE CARÁCTER INTERNO: LA REACIÓN EMOCIONAL QUE ME PRODUCE ESE SUCESO, HECHO O EXPERIENCIA

El significado que le doy, el impacto que provoca en mí, las emociones, sentimientos y afectos que me despierta... Así, por ejemplo, todos los datos, hechos, experiencias, sensaciones, etc. rememorados en el párrafo anterior provocaron en cada uno de nosotros emociones, sentimientos, afectos y vivencias. Es decir, nos impactaron emocionalmente de una u otra forma, y todas esas reacciones emocionales fueron también almacenadas en nuestro cerebro, en nuestra memoria. Y así, cuando recordamos, la memoria nos devuelve (utilizaré para explicarlo un ejemplo) no sólo la imagen del bollo maimón, su olor, su sabor, su color, su forma, o cómo se fabricaba..., sino que nos devuelve también las emociones que experimentamos en el momento en que “lo aprendimos”. Por eso Paco no sólo nos habla del bollo maimón y del resto de los bollos, sino que también nos dice: ¡Qué felices momentos!

Cuanto más nos impacte un hecho, cuanto más afecte a nuestra existencia (positiva o negativamente), con más fuerza quedará grabado en nuestra memoria, en la que no sólo almacenaremos el hecho, sino también las emociones asociadas. No obstante, buena parte de los hechos, sucesos o experiencias que nos afectan negativamente son eliminados de nuestra memoria gracias a la represión, tal como descubrió el psicoanálisis. Lo que sucede en estos casos es que el individuo encierra en su inconsciente (olvidándolos por completo en el plano consciente) acontecimientos o experiencias que por su carga emocional negativa le resultan intolerables. Tales acontecimientos y experiencias, que siguen vivos dentro de nosotros aún cuando no podamos acordarnos de ellos, serían una de las principales claves explicativas de la forma en que cada uno de nosotros funciona y se comporta.
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(1) Como ha señalado Paco, el origen etimológico y semántico de Maimón procede del árabe Maímun, que quiere decir feliz. Por otra parte, Maimón es también un nombre propio, que en hebreo significa "buena suerte"

Saludos cordiales desde Zaragoza, JEP