Luz ahora 0,03770 €/kWh

ALDEASECA DE LA FRONTERA: No sé, Clara, si conoces la apasionante, excitante...

No sé, Clara, si conoces la apasionante, excitante y bella mitología griega protagonizada por dioses, semidioses, héroes, algunos de los cuales pasaban a la categoría y rango de inmortales por acciones épicas y sobrenaturales que los concedía tal distinción. Tiempos en que los dioses adoptaban comportamientos y actitudes antropomórficas, adquiriendo las más bajas pasiones humanas y los más crueles instintos maquiavélicos, procediendo con astucia, doblez y perfidia en lucha constante entre sí y con los mortales, por la primacía de ellas, prevaleciendo e imperando truculentas y lascivas pasiones que desbordaban la ética y la moralidad. Eran grandes maestros en enredos para la conquista de la superioridad divina; tragedias maternas, paternas y filiales; rebeliones contra el orden supuestamente establecido allá en el Olimpo; seducciones, violaciones, amores incestuosos y desamores entre dioses y mortales. No obstante, entre tanto obscurantismo, actitudes irracionales y retrógradas, en ocasiones, allá en la lejanía se vislumbrada mortecina alguna luz de la racionalidad, sensatez y moralidad. La mitología griega ha tenido amplia influencia sobre la cultura, el arte y la literatura de nuestra civilización, y sigue siendo parte de la cultura y lenguaje occidentales. Poetas y artistas, músicos y pintores, han hallado inspiración en ella desde épocas antiguas hasta la actualidad, dejándonos inmensas obras de todos conocidas, inspiradas en sus manifestaciones y acciones divinas y humanas. La psicología ha aplicado comportamientos, conductas y hechos mitológicos en la definición de la personalidad del individuo, explicación, origen, estudio y causa y efecto sobre el conjunto del ser, sobre las diferencias y diversidades que constituyen al individuo. Valgan tres ejemplos de ello: PENÉLOPE, símbolo y modelo de la fidelidad y castidad, esposa de Ulises, rey de Ítaca, cuando marcha a la guerra de Troya, ella espera pacientemente, junto a su hijo Telémaco, el regreso de Ulises. Evade las aspiraciones y pretensiones de sus acosadores aspirantes a favores amatorios ante la ausencia del esposo, prometiéndolos elegir a uno el día que termine de tejer una mortaja. Para posponer la decisión de la elección, lo que tejía por el día lo deshacía por la noche, y así soportó y ahuyentó a los pretendientes durante 20 años, al final de los cuales llegó su marido y terminó la mortaja, quedando fiel y casta a su esposo. NARCISO, es un joven de especial y singular hermosura y belleza que se enamoró exacerbada e insaciablemente de sí mismo, hechizado por la belleza de su propia imagen reflejada en el agua del río cuando iba a saciar su sed. De su proceder nace el narcisismo que es la excesiva complacencia en la consideración de sus propias facultades y obras, vanidoso y engreído, excesiva y enfermiza atención de su compostura y adorno. Y por último EDIPO, que mató, sin saberlo a su propio padre LAYO y desposó a su propia madre, YOCASTA. Hay un pasaje en la azarosa, trágica, agitada y truculenta vida de Edipo, muy conocida, cuando en el camino hacia Tebas se encuentra con la Esfinge, animal de destrucción y mala suerte que se representa con rostro de mujer, cuerpo de león y alas de ave, y que daba muerte a todo áquel que no adivinara su acertijo. A la pregunta de cuál es el ser vivo que camina a cuatro patas al alba, con dos al mediodía y con tres al atardecer, respondiendo Edipo que el hombre. Ante el acierto de Edipo, la esfinge furiosa, se suicida lanzándose el vacio y Edipo es nombrado rey de Tebas. El hombre de niño anda a cuatro patas, ya que su forma de desplazarse es gateando, en su juventud y madurez con dos, y en su vejez con dos patas más el bastón. El psicoanalista Sigmund Freud en su COMPLEJO DE EDIPO, analiza un sentimiento de atracción sexual hacia el progenitor de sexo opuesto, a la vez que sentimiento de culpabilidad y otro sentimiento paralelo de odio hacia el padre. ¿Adónde quiero llegar con tanta mitología griega? Este último ejemplo es al que quiero referirme para hacer una objeción a Clara. En su día quise saber tu identidad, Clara, y así te lo pedí, pero en la respuesta criptográfica y enigmática que me das, me has sumido más en la incertidumbre y en desconocimiento de tu persona. Suerte que tú no eres la Esfinge ni yo Edipo, sino ante la imposibilidad de acertar tu adivinanza, que me resulta de tu último escrito, según mi modesta forma de deducción, la Esfinge haría se trabajo y cumpliría su destino y yo estaría muerto por estrangulamiento. No es que me suponga nada importante tu conocimiento, me agradaría, simplemente es por curiosidad y tener una idea física de quién eres. En fin, ya descifraré el enigma. No obstante, perdona mi curiosa y sana intención. Saludos
¡PAZ Y BIEN!
Paco García Sánchez.- Valladolid…. y ¡continúa el fuerte calor!