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ALDEASECA DE LA FRONTERA: PALABRAS EN DESUSO.-6ª (Continuación)...

PALABRAS EN DESUSO.-6ª (Continuación)

-YUNTA:- Par de bueyes, mulas u otros animales que sirven, o servían, en la labor del campo o en los acarreos. Labores que, actualmente, son realizadas con mayor eficacia y diligencia, por el uso y dominio de las nuevas tecnologías aplicadas al campo y con el menor tiempo empleado en la realización de dichos trabajos, en beneficio de la calidad, de la rentabilidad, de la productividad y con ello, la desaparición, tristemente, de animales como bueyes, mulas, burros, etc., cuya familiarización y convivencia, para los que hemos nacido en el medio rural, han sido constantes.

-Cuando su uso y tenencia dejaron de ser rentables y resultaros gravosos y costosos para los intereses y economía del agricultor, su actividad, participación y concurso en las tareas agrícolas no fueron necesarios, e inevitablemente su desaparición del medio rural, hasta prácticamente su extinción, salvo casos excepcionales de amantes de los animales que han creado asociaciones o reservas, caso de los burros en Zamora, Madrid, Granada, etc., o granjas destinadas al consumo de su carne o con intereses turísticos. Pero su desaparición como especie animal es prácticamente realidad. Tributo, no obstante, que hay que pagar irremediablemente, para traspasar el fielato del progreso, ¡qué ironía!, de la productividad y de la rentabilidad, conceptos deificados por los maestros y guías de la vigente economía. Y así, otras muchas especies de la fauna y de la flora.

-TRACAMUNDAR/TRACAMUNDEAR:- El diccionario del castellano tradicional lo define en 1ª acepción, como trocar algo por equivocación y en 2ª, como revolver algo. No existe en el DRAE ni en el DUE. No obstante, en el DRAE se encuentra el vocablo TRACAMUNDANA, definido como trueque de cosas, alboroto y confusión cuya semántica y etimología se derivan o pueden derivarse del verbo latino transcommutā re según el DRAE. Recientemente he escuchado este verbo, y por el sentido y valor del mismo en la oración, se deduce su significado como entorpecer y confundir lo iniciado, tanto en obra como en palabra, por la intervención improcedente e inoportuna de segundas personas.

-BRICIAR:-Verbo que aparece en el diccionario del castellano tradicional y no recoge el DRAE con esta voz, siendo BRIZAR su uso correcto, según el DRAE. Mecer a un niño en la cuna para que, a través de movimientos acompasados y rítmicos, tranquilicen su estado anímico y llanto y le predisponga para el sueño, al son suaves, susurrantes y estimulantes cánticos como: ¡Ea, ea! Este niño tiene sueño y tiene ganas de dormir ¡ea, ea, ea!. Ocurría en infinidad de veces, que el mecedor cantante era atacado y preso de su propio sonsonete, cayendo apacible en brazos de Morfeo.

-Las cunas tradicionales tenían pies semicirculares que servían para balancearlas y así provocar el sueño del bebé, y esta conformación estructural de la cuna permitía al mecedor o primordialmente mecedora, realizar dos funciones simultáneamente: con un pie balanceaba la cuna y con las dos manos tejía, bordaba, leía e incluso preparaba labores culinarias. Esta aparentemente sencilla y simple función de acunar a un bebé, ha dotado y legado a la cultura universal y por ende a la humanidad, de grandes obras poéticas de A. Machado, García Lorca, G. Mistral, Amado Nervo, M. Hernández, Gabriel Celaya, etc.; de obras musicales clásicas en versiones o estilos de nanas o canciones de cuna de Liszt, Chopin, Brahms, Schubert, Mozart, Narciso Yepes a la guitarra, etc.

-BAUSÁN:- Persona boba, simple y necia. Pasmado, que se queda mirando fijamente con la boca abierta. Era expresión, más bien insulto ofensivo, despreciativo y humillante que denigraba a la persona objeto del sarcasmo, casi siempre revestido de prepotencia.

-EMBRUCIARSE:- Caerse de bruces. No aparece en ningún diccionario. Posiblemente es una deformación del verbo ABRUZARSE que según el DRAE, significa ponerse de bruces o inclinarse.

-Disfrutando de una tertulia familiar, uno de los componentes de la velada, nos contó el trance por el que tuvo que pasar un vecino, que “estaba de mozo” en una “casa grande”, y cómo de forma astuta, hábil e ingeniosa, quiso solventar su obligado ayuno matinal por su precaria situación económica y así saciar su hambre. Una de sus funciones era ordeñar las vacas y cuando uno de los ordeños diarios hubo finalizado, con el caldero lleno de reciente, espumosa, humeante y cálida leche, se apartó a un lugar del corral y con una pronta ojeada y en la certeza de que nadie le observaba, ansioso, impaciente, codicioso y ávido y movido e impulsado por la necesidad, se EMBRUCIÓ en el caldero, hundió literalmente su cara en él hasta saciar su hambre, mientras era observado subrepticiamente por los señores y amos a los que servía. Cuenta la historia que no hubo, por parte de los dueños, ni castigo ni reprensión por tal desaguisado y desafuero, quizá conscientes de su precaria y pobre economía, posiblemente provocada por ellos mismos

-GARRAPO:-Cerdo que no ha cumplido un año según lo define el DRAE. En el lenguaje popular, era un moratón en la punta de los dedos causado por algún golpe contuso de muchas molestias y escozores.

-MOQUERO:-Pañuelo para limpiarse los mocos y el sudor y otros fines. Posiblemente el significado, uso y función de MOQUERO, que van implícitos en su denominación, hayan contribuido a su rápida desaparición del léxico común y popular, impelida por las connotaciones de carácter repulsivo y desagradable de su utilización y aplicación, siendo reemplazado por el genérico pañuelo o clínex, de significado más “noble” y decoroso.

-Una de las aplicaciones más singulares, típicas y peculiares del MOQUERO, era, con sus cuatro puntas anudadas y a modo de gorra, cubrir la cabeza como protección del sol o evitar suciedades en el pelo y tener, dentro de lo posible, limpia su cabeza; empeño, no obstante, difícil de conseguir por las características de las funciones laborales. Esta imagen, con el MOQUERO a la cabeza, junto con los sombreros de paja, era muy habitual en las épocas veraniegas de la recolección, para evitar que el pelo se ensuciara con polvo, paja o grano procedentes del acarreo, de la trilla, o del aventado con el bieldo del montón de grano correspondiente, siempre que el aire deseado fuera propicio.

Saludos

¡PAZ Y BIEN!

Paco García Sánchez desde Valladolid, con día frío y lluvioso.