PALABRAS EN DESUSO.-8ª (Continuación)
CHUPATEL/CHUPITEL:- Son bellas estructuras de hielo, puntiagudas como cristalinos puñales, -carámbanos-, de diferentes dimensiones y gran dureza, que a modo de estalactitas, cuelgan verticalmente de los aleros de tejados, de fabricación y creación general y primordialmente nocturnas, derivadas de las heladas,-pelonas coloquialmente-, en los noches de bajas temperaturas, mucho frío y nieve.
-En esas mañanas grises y tristes del gélido, crudo y largo invierno castellano, era maravilloso contemplar y admirar ese paisaje espectacular, impresionante e inmenso, -escenas y visiones infrecuentes e insólitas en estos tiempos-, que a lo largo de la calle, en todos los tejados, la mañanera naturaleza nos ofrecía, con los carámbanos colgados y suspendidos como góticos pináculos invertidos, no exentos de peligro para el transeúnte ante un posible, súbito e inesperado desprendimiento, que luego, a lo largo del día, nosotros arrancábamos para, de forma inconsciente e imprudente, sin importarnos su composición, contenido y consecuencias, chuparlos como dulces y sabrosos pirulíes, con el consiguiente dolor de barriga o de garganta.
-Tanto chupatel como chupitel no aparecen en el DRAE, y dependiendo de las regiones, las formas que se emplean para denominar este fenómeno son múltiples, abundantes y muy ricas en sus variantes.
CAÑIZAR:-En el DRAE no aparece el verbo cañizar. Se registra únicamente como sinónimo de cañaveral. Pero la función de recoger la parva una vez trillada, no existe con el verbo cañizar, que era el significado que en nuestro entorno agrícola se daba a dicho acto. El medio o utensilio para realizar dicha labor se llamaba o lo llamábamos “cañiza”, que igualmente no aparecen en ningún diccionario. Sin embargo en el diccionario del castellano tradicional, aparece ”cañizadera” con el mismo significado, y como sinónimos, “aparvadera, aparvadero, aparvador, camizadera, camizadora o emparvador”.
-No obstante, el DRAE recoge el vocablo aparvar como: 1º.- Hacer parva, disponer la mies para trillarla. 2º.- Recoger en un montón la mies trillada. Por lo tanto, el útil para la recogida y amontonamiento de la trilla se llamaba, según el DRAE, aparvadera.
CAÑIZA:- Era el instrumento o utensilio agrícola para la recogida de la mies trillada en montones y que consistía en un travesaño de madera, que era la que arrastraba la mies, y en un mango largo, que servía de tiro, fijado en un puntal de madera colocado verticalmente en el centro del travesaño. ¡Cuánto hemos disfrutado y gozado montados en la cañiza ¡Cuantas más personas montásemos en la cañiza, más presión se ejercía y más cantidad de mies trillada se arrastraba y se amontonaba. ¡Qué tiempos!
TRILLIQUE:- El DRAE lo define como persona que guía la yunta durante la trilla. Pero recuerdo que las funciones de trillique eran muy variadas, polivalentes y de diversa naturaleza; en el organigrama laboral veraniego era de rango inferior, algo así como peón al servicio de categorías agrícolas más cualificadas y especializadas en los oficios de la recolección de la era, semejante al rapaz en la siega. Llegado el verano, te ajustabas o te ajustaban de trillique para la temporada veraniega, bien para contribuir al mantenimiento de la quebrantada y deteriorada hacienda familia, o bien ¿cómo no?, una manera de manifestación o demostración notorias de exhibir, públicamente, juveniles inquietudes con una inocente presunción e inmadura mocedad, posibilidades y cualidades en desarrollar y mostrar funciones más propias de experimentados, avezados y recios hombres del campo, tomados a su vez, a modo de imagen y ejemplo a seguir, como reto personal de una fugaz y breve independencia que declarara la “hombría” y valía propias, desarrollo físico, evolución y madurez psíquicas personales que sirvieran, como licencia o visado, para pertenecer o ingresar en un ficticio e irreal grado social propio en el pensamiento de tiempos pretéritos y que en la mayor parte de situaciones coincidía con el tiempo del abandono escolar.
-El ajuste consistía en un sueldo en dinero, -no mucho-, acorde a los tiempos, edad y funciones a realizar y uno o dos carros de paja que se utilizaba en la lumbre del hogar para caldear la casa, y preparar en los pucheros los alimentos diarios. En casos excepcionales se acordaba la manutención.
-A primeras horas de la mañana, cuando el sol aún no había salido, se iniciaba el acarreo a la finca prevista y, una vez llegados, el trillique colocaba en el carro, adaptado al efecto con barcinas, los haces y las morenas estratégica y hábilmente para aumentar la capacidad del transporte, y camino de la era, el trillique aprovechaba esos valiosos momentos, para que, encima de la carga, en lo alto del carro, la mies sirviendo de plácido y mullido colchón, echar una reparadora cabezadita. Ya en la era, participaba en la descarga de la mies en la ”cina” y a continuación preparaba la parva para el inicio de la trilla de la que era principal actor y protagonista. Algunos trillos llevaban en su parte trasera una tornadera, cuya función era revolver la parva para que la mies fuera trillada uniformemente, y en su defecto se hacía de forma manual, formando para ello, algún pequeño equipo de mozos, incluido el trillique. Asistía en la cañiza para recoger, una vez trillada la mies, la parva y formar montones y posterior barrido del solero. Cuando el viento era propicio se aventaban con el bieldo, popularmente bielo, los montones para separar grano y paja, y allí barría y recogía el trillique la parte desparramada o esparcida por e de la labor en sí. En ocasiones, esta función se realizaba con máquinas aventadoras cuyo funcionamiento se producía por un motor o sustentado por la acción de una manivela impulsada alternativamente, entre otros, por el trillique. Asimismo, abastecía a la máquina motora o manual de material del montón a limpiar, colaborando posteriormente en el embasado del grano en sacos, en su carga y transporte en el carro y descarga en la panera. Surtía de agua siempre fresca para atemperar los sedientos gaznates del grupo. Abrevaba a los ansiosos y sudorosos animales, normalmente al mediodía, en los charcos próximos, dándoles fuerza y vigor para reanudar la dura tarea. Contribuía a colocar los arreos de las caballerías predisponiéndolas para las funciones diarias. Al final de la temporada de la recolección, en el tiempo de almacenar la paja en los pajares, se subía en los carros para hollar la paja, ampliando de esta manera la capacidad y cantidad a transportar, no exento, en ocasiones y si las necesidades lo requerían, de “desembocinar” la cantidad acumulada en el bocín y su posterior colocación en el pajar.
-Y como dice la canción del Dúo Dinámico: “El final del verano, llegó y tú partirás” ¡Trillique, ¡adiós! Trillique! Lo último no es del Dúo Dinámico.
Saludos
¡PAZ Y BIEN!
Paco García Sánchez desde Valladolid, con un día soleado que invitan a la vida y altas temperaturas.
CHUPATEL/CHUPITEL:- Son bellas estructuras de hielo, puntiagudas como cristalinos puñales, -carámbanos-, de diferentes dimensiones y gran dureza, que a modo de estalactitas, cuelgan verticalmente de los aleros de tejados, de fabricación y creación general y primordialmente nocturnas, derivadas de las heladas,-pelonas coloquialmente-, en los noches de bajas temperaturas, mucho frío y nieve.
-En esas mañanas grises y tristes del gélido, crudo y largo invierno castellano, era maravilloso contemplar y admirar ese paisaje espectacular, impresionante e inmenso, -escenas y visiones infrecuentes e insólitas en estos tiempos-, que a lo largo de la calle, en todos los tejados, la mañanera naturaleza nos ofrecía, con los carámbanos colgados y suspendidos como góticos pináculos invertidos, no exentos de peligro para el transeúnte ante un posible, súbito e inesperado desprendimiento, que luego, a lo largo del día, nosotros arrancábamos para, de forma inconsciente e imprudente, sin importarnos su composición, contenido y consecuencias, chuparlos como dulces y sabrosos pirulíes, con el consiguiente dolor de barriga o de garganta.
-Tanto chupatel como chupitel no aparecen en el DRAE, y dependiendo de las regiones, las formas que se emplean para denominar este fenómeno son múltiples, abundantes y muy ricas en sus variantes.
CAÑIZAR:-En el DRAE no aparece el verbo cañizar. Se registra únicamente como sinónimo de cañaveral. Pero la función de recoger la parva una vez trillada, no existe con el verbo cañizar, que era el significado que en nuestro entorno agrícola se daba a dicho acto. El medio o utensilio para realizar dicha labor se llamaba o lo llamábamos “cañiza”, que igualmente no aparecen en ningún diccionario. Sin embargo en el diccionario del castellano tradicional, aparece ”cañizadera” con el mismo significado, y como sinónimos, “aparvadera, aparvadero, aparvador, camizadera, camizadora o emparvador”.
-No obstante, el DRAE recoge el vocablo aparvar como: 1º.- Hacer parva, disponer la mies para trillarla. 2º.- Recoger en un montón la mies trillada. Por lo tanto, el útil para la recogida y amontonamiento de la trilla se llamaba, según el DRAE, aparvadera.
CAÑIZA:- Era el instrumento o utensilio agrícola para la recogida de la mies trillada en montones y que consistía en un travesaño de madera, que era la que arrastraba la mies, y en un mango largo, que servía de tiro, fijado en un puntal de madera colocado verticalmente en el centro del travesaño. ¡Cuánto hemos disfrutado y gozado montados en la cañiza ¡Cuantas más personas montásemos en la cañiza, más presión se ejercía y más cantidad de mies trillada se arrastraba y se amontonaba. ¡Qué tiempos!
TRILLIQUE:- El DRAE lo define como persona que guía la yunta durante la trilla. Pero recuerdo que las funciones de trillique eran muy variadas, polivalentes y de diversa naturaleza; en el organigrama laboral veraniego era de rango inferior, algo así como peón al servicio de categorías agrícolas más cualificadas y especializadas en los oficios de la recolección de la era, semejante al rapaz en la siega. Llegado el verano, te ajustabas o te ajustaban de trillique para la temporada veraniega, bien para contribuir al mantenimiento de la quebrantada y deteriorada hacienda familia, o bien ¿cómo no?, una manera de manifestación o demostración notorias de exhibir, públicamente, juveniles inquietudes con una inocente presunción e inmadura mocedad, posibilidades y cualidades en desarrollar y mostrar funciones más propias de experimentados, avezados y recios hombres del campo, tomados a su vez, a modo de imagen y ejemplo a seguir, como reto personal de una fugaz y breve independencia que declarara la “hombría” y valía propias, desarrollo físico, evolución y madurez psíquicas personales que sirvieran, como licencia o visado, para pertenecer o ingresar en un ficticio e irreal grado social propio en el pensamiento de tiempos pretéritos y que en la mayor parte de situaciones coincidía con el tiempo del abandono escolar.
-El ajuste consistía en un sueldo en dinero, -no mucho-, acorde a los tiempos, edad y funciones a realizar y uno o dos carros de paja que se utilizaba en la lumbre del hogar para caldear la casa, y preparar en los pucheros los alimentos diarios. En casos excepcionales se acordaba la manutención.
-A primeras horas de la mañana, cuando el sol aún no había salido, se iniciaba el acarreo a la finca prevista y, una vez llegados, el trillique colocaba en el carro, adaptado al efecto con barcinas, los haces y las morenas estratégica y hábilmente para aumentar la capacidad del transporte, y camino de la era, el trillique aprovechaba esos valiosos momentos, para que, encima de la carga, en lo alto del carro, la mies sirviendo de plácido y mullido colchón, echar una reparadora cabezadita. Ya en la era, participaba en la descarga de la mies en la ”cina” y a continuación preparaba la parva para el inicio de la trilla de la que era principal actor y protagonista. Algunos trillos llevaban en su parte trasera una tornadera, cuya función era revolver la parva para que la mies fuera trillada uniformemente, y en su defecto se hacía de forma manual, formando para ello, algún pequeño equipo de mozos, incluido el trillique. Asistía en la cañiza para recoger, una vez trillada la mies, la parva y formar montones y posterior barrido del solero. Cuando el viento era propicio se aventaban con el bieldo, popularmente bielo, los montones para separar grano y paja, y allí barría y recogía el trillique la parte desparramada o esparcida por e de la labor en sí. En ocasiones, esta función se realizaba con máquinas aventadoras cuyo funcionamiento se producía por un motor o sustentado por la acción de una manivela impulsada alternativamente, entre otros, por el trillique. Asimismo, abastecía a la máquina motora o manual de material del montón a limpiar, colaborando posteriormente en el embasado del grano en sacos, en su carga y transporte en el carro y descarga en la panera. Surtía de agua siempre fresca para atemperar los sedientos gaznates del grupo. Abrevaba a los ansiosos y sudorosos animales, normalmente al mediodía, en los charcos próximos, dándoles fuerza y vigor para reanudar la dura tarea. Contribuía a colocar los arreos de las caballerías predisponiéndolas para las funciones diarias. Al final de la temporada de la recolección, en el tiempo de almacenar la paja en los pajares, se subía en los carros para hollar la paja, ampliando de esta manera la capacidad y cantidad a transportar, no exento, en ocasiones y si las necesidades lo requerían, de “desembocinar” la cantidad acumulada en el bocín y su posterior colocación en el pajar.
-Y como dice la canción del Dúo Dinámico: “El final del verano, llegó y tú partirás” ¡Trillique, ¡adiós! Trillique! Lo último no es del Dúo Dinámico.
Saludos
¡PAZ Y BIEN!
Paco García Sánchez desde Valladolid, con un día soleado que invitan a la vida y altas temperaturas.