RESPUESTA A CLARA
¡Huy, Clara, qué peligro! Has expuesto un tema, mejor dicho, dos temas muy delicados y peliagudos, sobre todo el de los impuestos, de “mírame y no me toques”, de los “intocables de Eliot Ness”, de los “quién pone el cascabel al gato”, de los correctamente políticos. Has sido valiente, porque esas preguntas, hace tiempo que se hacen en el pueblo clandestina y subrepticiamente, muchísima gente, por existir un agravio comparativo por la desigualdad contributiva existente y beneficios concedidos, y que nadie lo expone públicamente. Todos iguales, y no, como recoge la satírica novela REBELIÓN EN LA GRANJA de George Orwell,-- de recomendada lectura-, y que dice: “Todos los animales son iguales, pero unos más que otros”. El Estado habilita y faculta a los Ayuntamientos para crear y establecer impuestos y tasas municipales pertinentes, y luego gestionarlos arreglo a sus necesidades. Y aquí es donde se crea el agravio comparativo al que antes hacía referencia. Todos los vehículos,-- turismos, motocicletas, industriales, e incluso remolques--, pagan el impuesto municipal, atendiendo a sus características, menos los tractores ¿por qué? Si no existe una razón convincente que justifique tal exoneración y exención, la imaginación y el pensamiento muy calenturientos, pueden llegar a conclusiones en absoluto positivas, de intereses personales. Esta situación no ha sido aplicada por este Ayuntamiento, sino que nos podemos remontar a años atrás. Y Los afectados, sospecho, lo consideran, después de tanto tiempo transcurrido, consuetudinariamente como un derecho adquirido. El Ayuntamiento puede por ley aplicarles ese impuesto, y moral y éticamente cobrarlo. Hay, seguramente, muchas personas que leen y participan en el foro con más autoridad y conocimientos para opinar e informar mejor sobre el asunto y a ellos apelo. ¡Por cierto! En pueblos de nuestro entorno comarcal, los mencionados vehículos, sí pagan el impuesto municipal.
En cuanto al centro de los mayores, es, a mi entender, un bien social del que felizmente pueden beneficiarse y disfrutar de él un amplio grupo de personas, donde se reúnen para rememorar pasados felices o tristes, tomarse un café con pastas, jugar a las cartas o merendar. Un bien social es un bien comunitario, como el centro de mayores e incluyo igualmente al centro de mujeres, donde se puedan compartir inquietudes, desánimos y alegrías, diálogos en común, actividades que arriba indico, que en la soledad y en la individualidad no pueden tener ni gozar. ¡Triste soledad, mal social de nuestros mayores, muy extendido e inexplicable y difícil de entender! Por lo tanto, Clara, es un bien, como el encendido eléctrico de frontón, centro de mujeres, etc., que por definición, aceptación y convencimiento, el resto tenemos que soportar y sostener con nuestra contribución para hacer más llevadera su existencia. Ya sé, Clara, ya sé que no estás en contra. ¡No me mires así! Pero, realmente creo, que el uso y disfrute del centro, quizá debiera ser más razonable y moderado, y no hacer de él residencia permanente de muchos.
Y al socaire de lo dicho, sugeriría que tuvieran mejor aprovechamiento las posibilidades que ofrecen ambos centros, y promover actividades diferentes a las ociosas o gastronómicas, como cursos formativos y de conocimientos, para una mejor calidad de vida (De belleza, dietéticos, culturales, evolución de las distintas patologías, geriatría, gerontología, etc., etc) dirigidos a aquellos grupos según sus características propias de la edad y adecuadas a ella.
Dejemos que los niños jueguen en la calle, es bueno y saludable. Ya quisieran muchos tener la posibilidad y facilidad de poder disfrutar libremente de ella, como hasta ahora, y tener contacto directo con la naturaleza y disponer en sus ratos libres de lugares, como eras, caminos, calles, etc. donde poder holgar y ociar a su albedrio y antojo. Demoslos libertad. Que gocen, salten, brinquen, corran, jueguen al aire, que el frío en sano, no mata y hasta cura los chorizos. No los encerremos. Ya tendrán tiempo. Saludos.
¡Bravo, Clara, por tu valentía! NO sé si he satisfecho en algo tu duda
¡PAZ Y BIEN!
Paco García Sánchez.- Valladolid
¡Huy, Clara, qué peligro! Has expuesto un tema, mejor dicho, dos temas muy delicados y peliagudos, sobre todo el de los impuestos, de “mírame y no me toques”, de los “intocables de Eliot Ness”, de los “quién pone el cascabel al gato”, de los correctamente políticos. Has sido valiente, porque esas preguntas, hace tiempo que se hacen en el pueblo clandestina y subrepticiamente, muchísima gente, por existir un agravio comparativo por la desigualdad contributiva existente y beneficios concedidos, y que nadie lo expone públicamente. Todos iguales, y no, como recoge la satírica novela REBELIÓN EN LA GRANJA de George Orwell,-- de recomendada lectura-, y que dice: “Todos los animales son iguales, pero unos más que otros”. El Estado habilita y faculta a los Ayuntamientos para crear y establecer impuestos y tasas municipales pertinentes, y luego gestionarlos arreglo a sus necesidades. Y aquí es donde se crea el agravio comparativo al que antes hacía referencia. Todos los vehículos,-- turismos, motocicletas, industriales, e incluso remolques--, pagan el impuesto municipal, atendiendo a sus características, menos los tractores ¿por qué? Si no existe una razón convincente que justifique tal exoneración y exención, la imaginación y el pensamiento muy calenturientos, pueden llegar a conclusiones en absoluto positivas, de intereses personales. Esta situación no ha sido aplicada por este Ayuntamiento, sino que nos podemos remontar a años atrás. Y Los afectados, sospecho, lo consideran, después de tanto tiempo transcurrido, consuetudinariamente como un derecho adquirido. El Ayuntamiento puede por ley aplicarles ese impuesto, y moral y éticamente cobrarlo. Hay, seguramente, muchas personas que leen y participan en el foro con más autoridad y conocimientos para opinar e informar mejor sobre el asunto y a ellos apelo. ¡Por cierto! En pueblos de nuestro entorno comarcal, los mencionados vehículos, sí pagan el impuesto municipal.
En cuanto al centro de los mayores, es, a mi entender, un bien social del que felizmente pueden beneficiarse y disfrutar de él un amplio grupo de personas, donde se reúnen para rememorar pasados felices o tristes, tomarse un café con pastas, jugar a las cartas o merendar. Un bien social es un bien comunitario, como el centro de mayores e incluyo igualmente al centro de mujeres, donde se puedan compartir inquietudes, desánimos y alegrías, diálogos en común, actividades que arriba indico, que en la soledad y en la individualidad no pueden tener ni gozar. ¡Triste soledad, mal social de nuestros mayores, muy extendido e inexplicable y difícil de entender! Por lo tanto, Clara, es un bien, como el encendido eléctrico de frontón, centro de mujeres, etc., que por definición, aceptación y convencimiento, el resto tenemos que soportar y sostener con nuestra contribución para hacer más llevadera su existencia. Ya sé, Clara, ya sé que no estás en contra. ¡No me mires así! Pero, realmente creo, que el uso y disfrute del centro, quizá debiera ser más razonable y moderado, y no hacer de él residencia permanente de muchos.
Y al socaire de lo dicho, sugeriría que tuvieran mejor aprovechamiento las posibilidades que ofrecen ambos centros, y promover actividades diferentes a las ociosas o gastronómicas, como cursos formativos y de conocimientos, para una mejor calidad de vida (De belleza, dietéticos, culturales, evolución de las distintas patologías, geriatría, gerontología, etc., etc) dirigidos a aquellos grupos según sus características propias de la edad y adecuadas a ella.
Dejemos que los niños jueguen en la calle, es bueno y saludable. Ya quisieran muchos tener la posibilidad y facilidad de poder disfrutar libremente de ella, como hasta ahora, y tener contacto directo con la naturaleza y disponer en sus ratos libres de lugares, como eras, caminos, calles, etc. donde poder holgar y ociar a su albedrio y antojo. Demoslos libertad. Que gocen, salten, brinquen, corran, jueguen al aire, que el frío en sano, no mata y hasta cura los chorizos. No los encerremos. Ya tendrán tiempo. Saludos.
¡Bravo, Clara, por tu valentía! NO sé si he satisfecho en algo tu duda
¡PAZ Y BIEN!
Paco García Sánchez.- Valladolid