CONTINUACIÓN (4)
El Homo Ludens, el hombre que juega: un enfoque cultural
Fue Johan Huizinga, historiador holandés, en su tratado sobre el “Homo Ludens” (el hombre que juega, el hombre que se interesa por la diversión), quien reconoció en el juego uno de los rasgos más característicos e interesantes de la humanidad.

Para este autor, el juego es una actividad humana tan esencial como la reflexión y el trabajo, además de uno de los elementos que explica el desarrollo de la cultura, mostrando así la insuficiencia de las imágenes convencionales del “Homo Sapiens” (el hombre que sabe) y el “Homo Faber” (el hombre que hace y fabrica).
Según Huizinga, en el juego se encuentran las raíces de todas las instituciones sociales, del poder político, de la guerra, del comercio…, cuyos elementos lúdicos se ponen en él de manifiesto. El juego está también en el origen de la actividad creadora y del arte. En este sentido, decía: «Hace tiempo que ha ido cuajando en mí la convicción de que la cultura humana brota del juego –como juego– y en él se desarrolla».
Tras la publicación de “Homo Ludens” (1938), no hay ninguna obra en la que se pretenda un estudio del juego, desde cualquier perspectiva, que no haga referencia a este magistral trabajo de Huizinga.
El Homo Ludens, el hombre que juega: un enfoque cultural
Fue Johan Huizinga, historiador holandés, en su tratado sobre el “Homo Ludens” (el hombre que juega, el hombre que se interesa por la diversión), quien reconoció en el juego uno de los rasgos más característicos e interesantes de la humanidad.

Para este autor, el juego es una actividad humana tan esencial como la reflexión y el trabajo, además de uno de los elementos que explica el desarrollo de la cultura, mostrando así la insuficiencia de las imágenes convencionales del “Homo Sapiens” (el hombre que sabe) y el “Homo Faber” (el hombre que hace y fabrica).
Según Huizinga, en el juego se encuentran las raíces de todas las instituciones sociales, del poder político, de la guerra, del comercio…, cuyos elementos lúdicos se ponen en él de manifiesto. El juego está también en el origen de la actividad creadora y del arte. En este sentido, decía: «Hace tiempo que ha ido cuajando en mí la convicción de que la cultura humana brota del juego –como juego– y en él se desarrolla».
Tras la publicación de “Homo Ludens” (1938), no hay ninguna obra en la que se pretenda un estudio del juego, desde cualquier perspectiva, que no haga referencia a este magistral trabajo de Huizinga.