ALDEASECA DE LA FRONTERA: AQUELLAS OTRAS PERSONAS...

AQUELLAS OTRAS PERSONAS

(CONTINUACIÓN 2ª)

SR. SIMÓN “EL SASTRE”: Procedente de Horcajo de las Torres, con su carro como medio de locomoción y a la vez de transporte de sus preciados rollos de paño de diferentes texturas, calidad y tintura, de donde se adquiría y elegía el corte para la confección, previa medidas corporales, de los trajes que en las fiestas de San Isidro, primordialmente, y otras celebraciones, lucían con elegancia, gracia y estilo sus portadores.

-Las visitas comerciales, generalmente, eran de carácter voluntario en busca de nuevos clientes o a petición de consolidados parroquianos conformes con su buen hacer. Durante largo tiempo fue, cuando los trajes se confeccionaban y cortaban a medida, el sastre preferido de muchos vecinos. Su disposición y afabilidad al trato y eficaz conocedor del oficio y consejero de la conveniencia de formas y estilo adecuados al usuario, le granjearon la aceptación y predilección de sus labores, siendo su persona cercana a la familiaridad.

SR. AGUALIMPIA “EL HERRADOR”: Un día a la semana, creo que era los martes, día establecido para el herraje, el SR. AGUALIMPIA, procedente de Peñaranda, se acercaba Aldeaseca con sus trebejos y utensilios de herrar para proceder a ello al ingente número de mulas, burros, etc. necesarios para el desarrollo de las labores agrícolas de aquellos tiempos, a falta de los medios técnicos y sofisticados actuales.

-La trasera del Sr. OLIMPIO, calle perpendicular al “juego chico”, era el escenario de sus labores, donde los labradores acudían prestos al ceremonial del herraje, a la vez que el tiempo empleado en ello, era tenido como ocio, formándose tertulias. Recuerdo que a algunos animales, al levantar sus patas para colocar la herradura, mostraban, como procedimiento defensivo, su fogosidad y su carácter indómito e indócil, doblegando sus impulsos violentos y peligrosos, en prevención de una coz, con un acial que oprimiéndolos un labio, parte superior del hocico, desistían, ante el dolor, de su obstinación y negativa.

-Al rítmico y metálico sonido del martillo sobre el calvo para fijar la herradura en la pezuña del animal, acudíamos los infantes, si el tiempo escolar nos lo permitía, para hacernos con el preciado y ansiado trofeo de la herradura vieja y de paso contemplar la liturgia del herrado, siempre atractivo. Pasado el tiempo, el SR. AGUALIMPIA “ EL HERRADOR”, se suicidó “poniéndose” el tren, suceso que conmocionó a la comarca por ser persona popularmente conocida profesionalmente.

LOS TRILLEROS DE CANTALEJO:- Procedente de este municipio segoviano, divisoria de las cuencas del Duratón y Cega, donde su historia se encuentra vinculada al cañon del Duratón, importante núcleo comercial de utensilios agrícolas, ya que sus habitantes fabricaban artesanalmente trillos, cribas, yugos, carretas, etc., y enclavado en la “tierra de pinares” de cuyos pinos construían los trillos, vinieron durante muchos años durante la campaña de la recolección y trilla de la mies, una familia con su cargamento de trillos nuevos, utensilios y medios para el desarrollo de su labor, que, --junto con segadores, “arrendaos”, etc. aumentaban la demografía del pueblo--, restauraban y componía y empedraban con diligencia, agilidad, pericia y artesanía, los deteriorados y desgastados trillos, producto de la constante actividad de la trilla, reponiendo a su vez los perdidos pedazos de pedernal, con otros que previamente se encontraban en un recipiente lleno de agua, y que según las necesidades, se incrustarían a golpe de martillo en la madera del trillo humedecida con agua, proceso de hinchamiento de la madera para facilitar la labor del empedrado.

- Su habitual lugar de residencia durante el tiempo que duraba la campaña, era en la posada del SR. JOAQUÍN “EL CONEJO”. Hay quien recuerda que también vivieron en casa de la SR. ROMANA y EL SR. LUIS. De entre todos los miembros de la familia de los trilleros, recuerdo a un componente de ellos, de pareja edad a la mía, que era mudo. Esta dificultad para emitir y articular palabras me producía un precavido temor y miedo ante una situación extraña y desconocida para mí en aquel momento, circunstancia que con años venideros me fui acostumbrando y familiarizando.

- Tenían un código, argot o jerga llamado GACERÍA, que les permitía comunicarse entre sí con libertad ante los extraños, sin que éstos comprendieran lo expresado en la conversación y su contenido. Esta forma de hablar y desplazarse toda la familia y su peculiar oficia, los daba un carácter de feriantes y bohemios revestidos de misterio.

- El trillo ha quedado, actualmente, relegado por su nula utilización para su fin primigenio que en su día tuvo este útil de labranza, a pieza de museo primordialmente en núcleos rurales, exhibido junto a otros congéneres, -bieldos, arados, cribas, rejas, celemines, cuartillas, fanegas, etc.-, como objetos decorativos de antigua herencia cultural a extinguir--, en bodegas o museos específicos existentes actualmente en alguna población, como Villalón de Campos en Valladolid, entre otros muchos de toda España.

Saludos.

¡PAZ Y BIEN!

Paco García Sánchez.- Desde Aldeaseca de la Frontera (Con excesivo calor)