SOBRE EL NIDO DE LA CIGÜEÑA
Allá por el mes de Mayo del año 1990, quiero recordar, se produjo una gran tormenta -- (Hecho ya comentado y narrado en escrito de 08 Junio de 2008 en este foro)--, y como consecuencia de ello, una descarga eléctrica causó diversos y considerables desperfectos, tanto en el interior de la iglesia como en el exterior, y como consecuencia hubo que reformar y reparar las partes dañadas, incluido el tejado, donde, en el mismo lugar y situación actuales que hoy ocupa el artificial nido, tenían construida su vivienda y moraban nuestras vecinas las cigüeñas. Cuando se iniciaron las obras de restauración y reparación, concretamente del tejado, el propio responsable de la empresa contratada, VALENTÍN ÁVILA GALÁN, se encontró con tres crías en el nido, y fue la mano humana, que con un alto, delicado y exquisito sentido de la responsabilidad, solícito, diligente y cuidadoso, comunicó tal incidencia y entregó dichos polluelos, a la extinta y desaparecida en 1991 ICONA, cuyas funciones fueron asumidas por la Dirección General y Política Forestal del Ministerio de Medio Ambiente. No me cabe la menor duda, que dicho organismo administrativo de la naturaleza, daría el mejor y más conveniente destino a las citadas aves. Esta misma institución, una vez finalizadas las obras de reparación, fue la que dio las instrucciones oportunas a la empresa citada, para la construcción de un nido artificial, en la misma ubicación y lugar elegidos y determinados de antemano por ellas, así como dimensiones, características y estructura de hierros, según normas establecidas al efecto, para que las cigüeñas conformaran y construyeran su nido, y que es el que actualmente podemos ver y observar en la esquina noroeste de la torre, trabajo que, una vez finalizado, verificaron, conformaron y aprobaron su correcta ejecución los responsables de ICONA. Las cigüeñas volvieron a anidar en la prefabricada vivienda, hasta que sin motivo y razón inexplicables e incomprensibles a mi humano y “civilizado” conocimiento, alejado de las leyes naturales que rigen los comportamientos de estos seres “irracionales” de desarrollada inteligencia natural, no volvieron a anidar. Aficionados y observadores etólogos dicen que la situación del nido estaba a merced de la dirección de los vientos y contribuía a su inestabilidad y perjudicaba la tranquilidad, sosiego y seguridad de los moradores. La experiencia para emitir un juicio muy personal, proporcionada y adquirida a través de viajes realizados, me inducen a mantener y cuestionar con un cierto recelo, cautela, discreción y respeto, esas conclusiones.
Haciendo la ruta de Mérida a Olivenza y de Olivenza a Évora (Portugal), - (±425 Kms. total ida y vuelta)-, estuve acompañado más de ¾ partes del recorrido, de postes del tendido eléctrico, donde en cada uno de ellos había construido un nido de cigüeña, algunos, en ese momento, ocupados por su moradores, con su familiar e inconfundible silueta, su identificación anatómica y morfológica, revestida con elegante, airoso, majestuoso y distinguido porte. Idéntica y grata contemplación se me presentó en la ruta del Valle del Jerte a Plasencia y otras más. Todos ellos expuestos a voluntad, arbitrio y antojo del poderoso EOLO, señor de los vientos, soplando en todas las direcciones con mayor o menor intensidad y vehemencia, sin existir, aparentemente, indicios o restos de daño alguno en su estructura y conformación. La elección por estas aves de lugares para la construcción de su morada, (Campanarios, árboles, tendidos eléctricos, etc.), evitando zonas de montaña y climas excesivamente húmedos, es realmente original, caprichosa, antojadiza e incluso en diversas circunstancias vulneran o alteran la ley de la gravedad y todos los principios y leyes de la Física del humano conocidos. Serán otros los motivos y causas, inescrutables para mi entender, por los que han decidido su construcción en la actual ubicación, –poste eléctrico cercano al molino--, y no en la torre, como era habitual y característico de nuestras vecinas cigüeñas. Saludos a todos.
¡PAZ Y BIEN!
Paco García Sánchez.- Valladolid
Allá por el mes de Mayo del año 1990, quiero recordar, se produjo una gran tormenta -- (Hecho ya comentado y narrado en escrito de 08 Junio de 2008 en este foro)--, y como consecuencia de ello, una descarga eléctrica causó diversos y considerables desperfectos, tanto en el interior de la iglesia como en el exterior, y como consecuencia hubo que reformar y reparar las partes dañadas, incluido el tejado, donde, en el mismo lugar y situación actuales que hoy ocupa el artificial nido, tenían construida su vivienda y moraban nuestras vecinas las cigüeñas. Cuando se iniciaron las obras de restauración y reparación, concretamente del tejado, el propio responsable de la empresa contratada, VALENTÍN ÁVILA GALÁN, se encontró con tres crías en el nido, y fue la mano humana, que con un alto, delicado y exquisito sentido de la responsabilidad, solícito, diligente y cuidadoso, comunicó tal incidencia y entregó dichos polluelos, a la extinta y desaparecida en 1991 ICONA, cuyas funciones fueron asumidas por la Dirección General y Política Forestal del Ministerio de Medio Ambiente. No me cabe la menor duda, que dicho organismo administrativo de la naturaleza, daría el mejor y más conveniente destino a las citadas aves. Esta misma institución, una vez finalizadas las obras de reparación, fue la que dio las instrucciones oportunas a la empresa citada, para la construcción de un nido artificial, en la misma ubicación y lugar elegidos y determinados de antemano por ellas, así como dimensiones, características y estructura de hierros, según normas establecidas al efecto, para que las cigüeñas conformaran y construyeran su nido, y que es el que actualmente podemos ver y observar en la esquina noroeste de la torre, trabajo que, una vez finalizado, verificaron, conformaron y aprobaron su correcta ejecución los responsables de ICONA. Las cigüeñas volvieron a anidar en la prefabricada vivienda, hasta que sin motivo y razón inexplicables e incomprensibles a mi humano y “civilizado” conocimiento, alejado de las leyes naturales que rigen los comportamientos de estos seres “irracionales” de desarrollada inteligencia natural, no volvieron a anidar. Aficionados y observadores etólogos dicen que la situación del nido estaba a merced de la dirección de los vientos y contribuía a su inestabilidad y perjudicaba la tranquilidad, sosiego y seguridad de los moradores. La experiencia para emitir un juicio muy personal, proporcionada y adquirida a través de viajes realizados, me inducen a mantener y cuestionar con un cierto recelo, cautela, discreción y respeto, esas conclusiones.
Haciendo la ruta de Mérida a Olivenza y de Olivenza a Évora (Portugal), - (±425 Kms. total ida y vuelta)-, estuve acompañado más de ¾ partes del recorrido, de postes del tendido eléctrico, donde en cada uno de ellos había construido un nido de cigüeña, algunos, en ese momento, ocupados por su moradores, con su familiar e inconfundible silueta, su identificación anatómica y morfológica, revestida con elegante, airoso, majestuoso y distinguido porte. Idéntica y grata contemplación se me presentó en la ruta del Valle del Jerte a Plasencia y otras más. Todos ellos expuestos a voluntad, arbitrio y antojo del poderoso EOLO, señor de los vientos, soplando en todas las direcciones con mayor o menor intensidad y vehemencia, sin existir, aparentemente, indicios o restos de daño alguno en su estructura y conformación. La elección por estas aves de lugares para la construcción de su morada, (Campanarios, árboles, tendidos eléctricos, etc.), evitando zonas de montaña y climas excesivamente húmedos, es realmente original, caprichosa, antojadiza e incluso en diversas circunstancias vulneran o alteran la ley de la gravedad y todos los principios y leyes de la Física del humano conocidos. Serán otros los motivos y causas, inescrutables para mi entender, por los que han decidido su construcción en la actual ubicación, –poste eléctrico cercano al molino--, y no en la torre, como era habitual y característico de nuestras vecinas cigüeñas. Saludos a todos.
¡PAZ Y BIEN!
Paco García Sánchez.- Valladolid