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ALDEASECA DE LA FRONTERA: ALGUNAS REFLEXIONES A PROPÓSITO DE ESE FUTURO LIBRO...

ALGUNAS REFLEXIONES A PROPÓSITO DE ESE FUTURO LIBRO Y QUE BIEN PODRÍAN FORMAR PARTE DEL MISMO, SI EL RESTO DE LOS COAUTORES DAN SU VENIA

Es mi intención, si dan su venia los coautores, incluir en el libro que vamos a escribir algunas de las claves explicativas de esta extraordinaria actividad humana que es el juego.

Así que sin más preámbulos, y después de una tarde/noche completa dedicada a reflexionar sobre el juego, con motivo de alguna de mis actividades profesionales, adjunto a continuación algunas notas que bien podrían formar parte del contenido ese futuro libro.

1.- Las claves del aprendizaje, descubrir el juguete que llevamos dentro

Cuenta Gustavo Martín Garzo, en un artículo publicado en diario “El País” del pasado quince de junio, que en una ocasión, Fabricio Caivano, el fundador de Cuadernos de Pedagogía, le preguntó a Gabriel García Márquez acerca de la educación de los niños. Y que el autor de Cien años de soledad le contestó: "Lo único importante es encontrar el juguete que llevan dentro".

Todo niño llevaría en su interior un juguete distinto, y todo consistiría en que cada uno descubra el suyo, para que pueda ponerse a jugar con él. Es ésta una idea que vincula la educación con el juego, de manera que la tarea de padres y educadores consistiría en ayudar al niño a que encuentre el tipo de juego al que quiere jugar, ese juego en el que está implicado su ser más profundo.

García Márquez había sido un estudiante bastante desastroso hasta que un maestro, que se dio cuenta de su amor por la lectura, le ayudó a descubrir su propio juguete. A partir de entonces, todo fue miel sobre hojuelas, pues ese juguete eran las palabras.

2.- El juego, en busca de una definición

Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra juego, que proviene del vocablo latino “iocus” [diversión, broma], “significa acción y efecto de jugar”. Pero juego y jugar, son dos vocablos que tienen muchas acepciones.

La palabra "juego" hace referencia a toda actividad lúdica que comporta un fin en sí misma; se emplea con el significado de entretenimiento o diversión: "Ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se gana o pierde"; pero también se utiliza para referirse a la disposición particular de algunas cosas: "juego de luces"; al conjunto de elementos que sirven al mismo fin: "juego de café"; a la utilización ingeniosa del lenguaje: “juego de palabras”...

A su vez, "jugar" significa divertirse, pero también se emplea en el sentido figurado de actuar de una determinada forma: “jugársela” (correr un riesgo); "jugar limpio" (actuar con transparencia y sin engaños); “jugar sucio” (hacer trampas); ocupar cierta posición: "jugar un papel destacado"; correr un riesgo: "jugarse la vida"; tratar algo con ligereza: "jugar con fuego”; dedicarse a especulaciones bursátiles: “jugar en bolsa”…

Por ello, aunque son muchas las disciplinas que se han dedicado a estudiar el fenómeno del juego, y desde múltiples perspectivas, encontrar una definición unívoca de las palabras "juego" y "jugar" es una labor imposible de llevar a cabo.

3.- El Homo Ludens, el hombre que juega: un enfoque cultural

Fue Johan Huizinga, historiador holandés, en su tratado sobre el “Homo Ludens” (el hombre que juega, el hombre que se interesa por la diversión), quien reconoció en el juego uno de los rasgos más característicos e interesantes de la humanidad.


Para este autor, el juego es una actividad humana tan esencial como la reflexión y el trabajo, además de uno de los elementos que explica el desarrollo de la cultura, mostrando así la insuficiencia de las imágenes convencionales del “Homo Sapiens” (el hombre que sabe) y el “Homo Faber” (el hombre que hace y fabrica).

Según Huizinga, en el juego se encuentran las raíces de todas las instituciones sociales, del poder político, de la guerra, del comercio…, cuyos elementos lúdicos se ponen en él de manifiesto. El juego está también en el origen de la actividad creadora y del arte. En este sentido, decía: «Hace tiempo que ha ido cuajando en mí la convicción de que la cultura humana brota del juego –como juego– y en él se desarrolla».

Tras la publicación de “Homo Ludens” (1938), no hay ninguna obra en la que se pretenda un estudio del juego, desde cualquier perspectiva, que no haga referencia a este magistral trabajo de Huizinga.

4.- El juego y el desarrollo del niño, un enfoque psicológico

Uno de los autores que más y mejor ha estudiado el juego en la infancia es Jean Piaget, que nos dejó una excelente guía para analizar, a través del juego, el desarrollo cognitivo, subrayando su papel en la construcción del conocimiento. A su aportación hay que sumar la de otros muchos autores, como es el caso de Vygotski, que destacó el papel del juego en el desarrollo de los procesos psicológicos superiores y como elemento de socialización; o el de Winnicott, para quien el juego es la base y raíz de la capacidad para crear y utilizar símbolos, a la vez que una herramienta de diagnóstico y terapia.

Desde un punto de vista psicológico, el juego es la principal actividad del niño. Es la vía regia para elaborar y expresar los sentimientos y para desarrollar todo tipo de competencias intelectuales, sociales y morales.

El niño crece jugando, de manera que el juego afecta a todos los procesos del desarrollo infantil: al desarrollo físico, sensorial y psicomotor, al desarrollo afectivo y emocional, al desarrollo cognitivo, a los procesos de construcción del conocimiento de uno mismo y de la realidad exterior, al desarrollo del lenguaje, al desarrollo social y moral… De él depende el desarrollo de la imaginación y de la creatividad, la adquisición de todo tipo de habilidades, la toma de conciencia de si mismo y la construcción de la propia identidad personal.

Sin lugar a dudas, “el juego es el trabajo del niño, su oficio, su vida” (Kergomard), “la actividad esencial de la infancia, su auténtica razón de ser” (Lequeux); una actividad natural, espontánea y placentera que contribuye poderosamente al crecimiento y desarrollo integral de la personalidad infantil, hasta el punto de que “los juegos de los niños deberían considerarse como sus actos más serios" (Montaigne).

Quizá por todo ello, y porque la actividad del adulto hunde sus raíces en los juegos infantiles, podamos afirmar que en “el hombre auténtico siempre hay un niño que quiere jugar” (Nietzsche), que "el hombre sólo es verdaderamente humano cuando juega" (Schiller), o que como dice el poeta del amor y del pueblo, “el niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él” (Pablo Neruda).

De nuevo, saludos cordiales para todo el foro desde Zaragoza.

Buenas noches, JE