AQUELLAS OTRAS PERSONAS
(CONTINUACIÓN 4ª)
“LOS ARRENDAOS”:-
Al inicio del verano y procedentes de Extremadura y de ganaderías salmantinas, llegaban con su familia al completo, “LOS ARRENDADOS” para el aprovechamiento de las rastrojeras en “tres hojas”,-quiero recordar-, dirigiendo y manteniendo la formación, a órdenes y mando de códigos secretos de silbidos y con la colaboración de sus enormes, potentes y robustos mastines en polvorienta y trashumante procesión, sus piaras o enormes rebaños de ovejas, transportando a lomos de sus burros enseres y utensilios domésticos, ante la contemplación, recibimiento, muestras de buena acogida y saludos de bienvenida de la chiquillería y vecinos del pueblo, como a quien se espera con anhelante deseo de convivencia y vecindad, naciendo en pocos días nobles lazos de confraternización y camaradería, no en vano muchos de ellos eran habituales de años anteriores en estos menesteres e incluso alquilando la misma casa de épocas precedentes.
- Recuerdo que por las pacíficas y tranquilas noches veraniegas, allá a los lejos, cuando se oye el silencio en la obscuridad de la noche cubierta por una capa de brillantes, centelleantes y titilantes estrellas, se oía, intimidatorio y amenazante, protector y vigilante del rebaño recogido en su aprisco, el profundo ladrido del mastín, tenuemente amortiguado por el sonido de algún cencerro al cuello de carneros inquietos en su sopor y somnolencia. El trasiego diario por calles y caminos de las piaras envueltas en polvorienta nube y guiadas por mayorales y zagales. Cercano a la festividad de los Santos, ya se iban los pastores con su familia y rebaños a sus lugares habituales.
YA SE VAN LOS PASTORES A LA EXTREMADURA…….
EL AFILADOR:-
-Ambulante en su bicicleta, donde en la parte delantera o trasera, -no recuerdo-, llevaba incorporado un artilugio mecánico con el esmeril, llegaba el afilador, que procedente de Galicia, principalmente de Orense, -símbolo de esta tierra-, recorría las calles del pueblo anunciando su labor al grito de: --“ ¡EL AFILADOR! SE AFILAN, CUCHILLOS, NAVAJAS, TIJERAS!”--, valiéndose, a su vez, de una pequeña flauta llamada “chiflo”, que emitía unas tonalidades graves y agudas, -de composición musical libre y personal, deduzco-, que se asemejaban a la popular armónica. A su anuncio salían las amas de casas con los utensilios a reparar y restaurar, no sin antes advertir al afilador, imperativamente y con mandato, las exigencias de la calidad de afilado del objeto en cuestión.
-Mediante un soporte o pie que el afilador accionaba a necesidad, la bicicleta quedaba, con sus ruedas, pendida en el aire, iniciando de este modo el trabajo demandado, subido en ella y moviendo el esmeril a través de unos constantes y regulados pedaleos, ante la inquisidora y escrutadora mirada de la clientela y la admiración y asombro de la chiquillería ante la estela de chispa que producía el roce del metal con el esmeril.
-Tengo en mi memoria la visión, antes que la bicicleta, de la rueda de afilar, primario y tosco artilugio, especie de carrito con una rueda grande que servía para dar movimiento a una piedra redonda de esmeril y que así mismo, se usaba para desplazarse de un lugar a otro arrastrado por el propietario. El recorrido de la rueda se producía mediante un pedal de tableta que el afilador movía con el pie a impulsos, según requerimiento de la labor, a mayor o menor velocidad.
-Estos rudimentarios y primitivos sistemas y mecanismo, han perdido su esencia y carácter populares y clásicos, no obstante, evolucionando y progresando, -por otra parte legítimo-, paralelos al desarrollo social e industrial de rentabilidad y productividad, hasta el extremo, que hace pocas fechas he visto por mi barrio un afilador con su buen automóvil, anunciándose con un altavoz adosado a la baca del coche que emitía la publicidad y la música del “chiflo” enlatadas o grabadas. ¡La sal de la vida!
Saludos
Paco García Sánchez.- Desde Valladolid (Tiempo muy veraniego con brillante sol)
(CONTINUACIÓN 4ª)
“LOS ARRENDAOS”:-
Al inicio del verano y procedentes de Extremadura y de ganaderías salmantinas, llegaban con su familia al completo, “LOS ARRENDADOS” para el aprovechamiento de las rastrojeras en “tres hojas”,-quiero recordar-, dirigiendo y manteniendo la formación, a órdenes y mando de códigos secretos de silbidos y con la colaboración de sus enormes, potentes y robustos mastines en polvorienta y trashumante procesión, sus piaras o enormes rebaños de ovejas, transportando a lomos de sus burros enseres y utensilios domésticos, ante la contemplación, recibimiento, muestras de buena acogida y saludos de bienvenida de la chiquillería y vecinos del pueblo, como a quien se espera con anhelante deseo de convivencia y vecindad, naciendo en pocos días nobles lazos de confraternización y camaradería, no en vano muchos de ellos eran habituales de años anteriores en estos menesteres e incluso alquilando la misma casa de épocas precedentes.
- Recuerdo que por las pacíficas y tranquilas noches veraniegas, allá a los lejos, cuando se oye el silencio en la obscuridad de la noche cubierta por una capa de brillantes, centelleantes y titilantes estrellas, se oía, intimidatorio y amenazante, protector y vigilante del rebaño recogido en su aprisco, el profundo ladrido del mastín, tenuemente amortiguado por el sonido de algún cencerro al cuello de carneros inquietos en su sopor y somnolencia. El trasiego diario por calles y caminos de las piaras envueltas en polvorienta nube y guiadas por mayorales y zagales. Cercano a la festividad de los Santos, ya se iban los pastores con su familia y rebaños a sus lugares habituales.
YA SE VAN LOS PASTORES A LA EXTREMADURA…….
EL AFILADOR:-
-Ambulante en su bicicleta, donde en la parte delantera o trasera, -no recuerdo-, llevaba incorporado un artilugio mecánico con el esmeril, llegaba el afilador, que procedente de Galicia, principalmente de Orense, -símbolo de esta tierra-, recorría las calles del pueblo anunciando su labor al grito de: --“ ¡EL AFILADOR! SE AFILAN, CUCHILLOS, NAVAJAS, TIJERAS!”--, valiéndose, a su vez, de una pequeña flauta llamada “chiflo”, que emitía unas tonalidades graves y agudas, -de composición musical libre y personal, deduzco-, que se asemejaban a la popular armónica. A su anuncio salían las amas de casas con los utensilios a reparar y restaurar, no sin antes advertir al afilador, imperativamente y con mandato, las exigencias de la calidad de afilado del objeto en cuestión.
-Mediante un soporte o pie que el afilador accionaba a necesidad, la bicicleta quedaba, con sus ruedas, pendida en el aire, iniciando de este modo el trabajo demandado, subido en ella y moviendo el esmeril a través de unos constantes y regulados pedaleos, ante la inquisidora y escrutadora mirada de la clientela y la admiración y asombro de la chiquillería ante la estela de chispa que producía el roce del metal con el esmeril.
-Tengo en mi memoria la visión, antes que la bicicleta, de la rueda de afilar, primario y tosco artilugio, especie de carrito con una rueda grande que servía para dar movimiento a una piedra redonda de esmeril y que así mismo, se usaba para desplazarse de un lugar a otro arrastrado por el propietario. El recorrido de la rueda se producía mediante un pedal de tableta que el afilador movía con el pie a impulsos, según requerimiento de la labor, a mayor o menor velocidad.
-Estos rudimentarios y primitivos sistemas y mecanismo, han perdido su esencia y carácter populares y clásicos, no obstante, evolucionando y progresando, -por otra parte legítimo-, paralelos al desarrollo social e industrial de rentabilidad y productividad, hasta el extremo, que hace pocas fechas he visto por mi barrio un afilador con su buen automóvil, anunciándose con un altavoz adosado a la baca del coche que emitía la publicidad y la música del “chiflo” enlatadas o grabadas. ¡La sal de la vida!
Saludos
Paco García Sánchez.- Desde Valladolid (Tiempo muy veraniego con brillante sol)