ALDEASECA DE LA FRONTERA: AQUELLAS OTRAS PERSONAS...

AQUELLAS OTRAS PERSONAS

(CONTINUACIÓN 6ª)

PORRENCHO:-

-Se dice que era natural de ZORITA DE LA FRONTERA. Desconozco el origen de su apelativo, que por sí mismo, ya tiene connotaciones desagradables. Cubierto de andrajos y harapos desgastados, astrosos y viejos,- ropajes, probablemente en su día de buena situación o disposición de uso, quizá originarios de benéficas y caritativas donaciones y voluntades-, simulacro de alforjas al hombro y valiéndose de cayado en su caminar, recorría, en su condición de pordiosero e indigente, los pueblos de la comarca en demanda de humanas caridades y generosidad ciudadana, que en infinidad de ocasiones eran materializadas en un aparentemente compasivo, lastimero y sensible, ¡DIOS LE AMPARE!, tranquilizador de internos remordimientos, como una oración expiatoria y tranquilizadora de conciencias que lavara y purificara la culpabilidad y responsabilidad por la falta de actitudes virtuosas de solidaridad cristiana y humana.

-Era de carácter hosco, desabrido, torvo, atrabiliario, colérico e irascible; de ademanes violentos y expresiones blasfemas e injuriosas; de reacciones incontroladas y aviesas; de aspecto físico truculento y aterrador que intimidaba las acobardadas y amedrentadas fortalezas infantiles y que en infinidad de ocasiones nuestros mayores empleaban como procedimiento coercitivo de nuestros comportamientos y conductas extemporáneos e inconvenientes, coaccionando voluntades ante la exclamación amenazante ¡QUE VIENE PORRENCHO!, y que incluso alteraría el sueño con visiones tremebundas y horrorosas de su nada agradable personalidad.

-A su paso por el pueblo, finalizada su mendicante jornada y tras limosnear generosidad, liberalidad y compasión, un tropel de jóvenes, cuando Porrencho regresaba a Zorita, le seguía intimidatorio hasta la salida del pueblo, o así mismo, acechante y oculto entre el tejar y el matadero le esperaba para iniciar el dantesco y bochornoso espectáculo, vil e indignante que llenaba de ocio y divertimiento momentos vacíos de nobles y honrados sentimientos y de respeto y consideración a infortunios ajenos, consistente en vejaciones, humillación, ensañamientos salvajes y bárbaros, con lanzamientos de piedras, empujones y agresiones, entre las blasfemias, improperios y maldiciones de la indefensa persona, intentando infructuosa e ineficazmente defenderse, esgrimiendo el cayado con golpes al aire o blandiendo una navaja con intenciones no sólo intimidatorias, sino con intenciones de alcanzar a algún provocador y herirle. En alguna ocasión, ante el previsible ataque, llegó a pedir auxilio y amparo a civilizados vecinos que le dieron protección.

-Cuando la comparsa consideraba que sus dosis de juerga y disfrute eran suficientes, liberaba “caritativamente” a Porrencho, que excitado y encorajinado, cauteloso y precavido, iniciaba nuevamente su camino. Entre muchos insultos e injurias lanzadas contra él, uno, por antonomasia, era “OJO RENUBLO” por una imperfección que tenía en su vista que le caracterizaba.

-Quizá haya sido muy riguroso y severo en la descripción de la personalidad de Porrencho, presentándole como la antítesis del ser humano, máximo exponente de la perversión y de la maldad, desconociendo, porque las circunstancias y situaciones obvias me lo impidieron, sus virtudes, que indudablemente las tendría.

-Pero…pasado el tiempo, cuando se adquieren capacidad y madurez analíticas y críticas de acontecimientos infantiles vividos, virtudes aún no desarrolladas en tan inmadura edad en aquel tiempo período de germinación y que permiten establecer diferencias maniqueas del bien y el mal, llego al firme convencimiento que su conducta y comportamiento no se debe a una invariable e infalible concepción genética de su personalidad o que su destino estuviera escrito, indeleble, en el libro astral, sino que era una personalidad, una idiosincrasia, un carácter formados en la férrea defensa a ataques agresivos a su condición de humilde, desvalida e indefensa persona, huérfana de todo poder, desamparada y marginada de la diosa Fortuna, sin más razonamientos de convicción, ante ello, que el desarrollo de una radical agresividad protectora nacida de una interna, natural y primaria condición de conservación. Nunca más volví a saber absolutamente nada acerca de su persona, y seguro de su fallecimiento, creo, le deseo un lugar preferente allá, que no me cabe duda lo tendrá.

-Cuando la razón evoluciona favorable y progresivamente paralela al desarrollo de la personalidad, se abandonan los terrenos baldíos de la sinrazón, de los despropósitos, de la injusticia, del despotismo, de la crueldad, fortaleciendo, de este modo, comportamientos de rectitud de espíritu, de integridad y de fortaleza morales, que como delatores y fiscales de sucesos vituperables cometidos, como los descritos, instigan tardíamente a las, quizá, intranquilas conciencias a actos de contrición y arrepentimiento sinceros, --como en tertulias veraniegas he comprobado--, de hechos y conductas primarios, propios de civilizaciones subdesarrolladas. Claro que…. hoy día, esta sociedad, paradigma de la tolerancia, progresista, culta, formada exquisitamente en los más altos valores sociales morales y éticos, defensora de los derechos humanos, a estos desahuciados y marginados sociales, desposeídos de los goces y derechos ciudadanos, --ilotas o parias--, los mutila, los mata, a los quema, o los recluye en guetos. Todo, absolutamente todo es susceptible de mejora y progreso. ¿Se ha mejorado y progresado? Es mi duda. Que alguien me la despeje.

Saludos

Paco García Sánchez.- Desde Valladolid (Buena temperatura aunque lloviendo)