Saludos de nuevo. A todos.
Me alegra, Rubio, lo que dices acerca de que son más los que leen los mensajes que los que escriben.
Bernardo era vecino y amigo mío. Le sacaba yo dos años. Su padre se llamaba Enrique ("El Susano", porque el padre de éste, natural y vecino de Barbadillo era el Tío Susano de nombre), y su madre, Agustina. Tenía 3 hermanas: Pili, Susi y Paquita (ésta ya llegó tarde a la familia. Recuerdo su bautizo).
Bernardo hizo el bachillerato en el colegio de La Salle de Tejares. Era inteligente. Se matriculó de Primero de Medicina. Una mala noche de verano, creo que en el mes de lujio, como tantos otros, se fue de fiesta en el coche y ya no volvió a su casa. De la carretera al Hospital, donde permaneció con vida unos días y murió.
En el accidente creo que iba con un chico, hijo de Pedro y sobrino de Poldo, nieto de la señora Encarna, que se llama Pedro Angel si no recuerdo mal.
Está enterrado en Salamanca.
Bernardo era un muchacho alegre, de carácter socarrón, listo, ocurrente y buena persona. le gustaba tocar la bandurria, también tocaba la guitarra.
Dejó huella.
Me suena, María, que el que se cayó por la escalera era el Tío Agapito. Como quiera que fuese, el Tío Agapito murió muy mayor, pasados los 90 años. fue un labrador de los antiguos, con mucha tierra en La Aldehuela, que tenía arrendada en su mayoría a Victoriano. también tenía unos huertos llenos de brozas porque no los cultivaba nadie, en La Fuente (de la que a Rubio le gustaría tener fotos) Tenía un hijo, Benjanín, guardia civil. Su casa reflejaba ese poderío antiguo con los muebles antiguos, las grandes dependencias con un cocina grande, de gran chimenea siempre encendida, grandes corrales con sus dependencias. Pero todo vacío y en estado semirruinoso. A veces íbamos Samuel y yo a su casa. No había que llamar a la puerta pues el matrimonio estaba sordo y estábamos arreglados llamando a la puerta. Nos gustaba meternos en aquellos corrales a jugar y llevarnos algún trozo de corcho para hacer barquitos que llevábamos a la chaca del lado de la Cruz de los Caídos, (la charca de aguas más sucias que he visto; allí nos inmunizábamos).
Bueno, amigos, os pido perdón por la perorata porque creo que estoy escribiendo para mí. Es una pena que no haya más participación.
En fin Ya escribiré otro día sobre otro tema: La escuela de párvulos, el "fantoche", María la Caya, Don Beli y Juan Carlos, don Benino, doña Tere, y mi tema favorito, don Celestino. etc.
Me alegra, Rubio, lo que dices acerca de que son más los que leen los mensajes que los que escriben.
Bernardo era vecino y amigo mío. Le sacaba yo dos años. Su padre se llamaba Enrique ("El Susano", porque el padre de éste, natural y vecino de Barbadillo era el Tío Susano de nombre), y su madre, Agustina. Tenía 3 hermanas: Pili, Susi y Paquita (ésta ya llegó tarde a la familia. Recuerdo su bautizo).
Bernardo hizo el bachillerato en el colegio de La Salle de Tejares. Era inteligente. Se matriculó de Primero de Medicina. Una mala noche de verano, creo que en el mes de lujio, como tantos otros, se fue de fiesta en el coche y ya no volvió a su casa. De la carretera al Hospital, donde permaneció con vida unos días y murió.
En el accidente creo que iba con un chico, hijo de Pedro y sobrino de Poldo, nieto de la señora Encarna, que se llama Pedro Angel si no recuerdo mal.
Está enterrado en Salamanca.
Bernardo era un muchacho alegre, de carácter socarrón, listo, ocurrente y buena persona. le gustaba tocar la bandurria, también tocaba la guitarra.
Dejó huella.
Me suena, María, que el que se cayó por la escalera era el Tío Agapito. Como quiera que fuese, el Tío Agapito murió muy mayor, pasados los 90 años. fue un labrador de los antiguos, con mucha tierra en La Aldehuela, que tenía arrendada en su mayoría a Victoriano. también tenía unos huertos llenos de brozas porque no los cultivaba nadie, en La Fuente (de la que a Rubio le gustaría tener fotos) Tenía un hijo, Benjanín, guardia civil. Su casa reflejaba ese poderío antiguo con los muebles antiguos, las grandes dependencias con un cocina grande, de gran chimenea siempre encendida, grandes corrales con sus dependencias. Pero todo vacío y en estado semirruinoso. A veces íbamos Samuel y yo a su casa. No había que llamar a la puerta pues el matrimonio estaba sordo y estábamos arreglados llamando a la puerta. Nos gustaba meternos en aquellos corrales a jugar y llevarnos algún trozo de corcho para hacer barquitos que llevábamos a la chaca del lado de la Cruz de los Caídos, (la charca de aguas más sucias que he visto; allí nos inmunizábamos).
Bueno, amigos, os pido perdón por la perorata porque creo que estoy escribiendo para mí. Es una pena que no haya más participación.
En fin Ya escribiré otro día sobre otro tema: La escuela de párvulos, el "fantoche", María la Caya, Don Beli y Juan Carlos, don Benino, doña Tere, y mi tema favorito, don Celestino. etc.