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Amig@s tertulian@s, la señora del carrito de las golosinas (que panes de higo con su galletita vendía), se llamaba Magdalena, el cojo del que habláis se llama Santiago y los otros dos hermanos uno es Ventura y el otro que es el que se ha quedado con la casa del pueblo se llama Ángel. Entre los tres tenían formado un grupete de música, Santiago tocaba la batería, Ventura la acordeón y Ángel el saxofón. Tocaban en el salón los domingos salvo cuando los contrataban para tocar en las fiestas de los pueblos cercanos, ese domingo ponía la señora mayor, madre de ellos, la gramola, esto que os cuento creo que no la habéis conocido; mujer de Alipio, pregúntale a tu marido si me he equivocado en mucho, yo creo que en nada y, efectivamente yo por aquellos años ya estaba totalmente integrado en Salamanca ciudad, en temas de discotecas clubes y verbenas de barrios y casi siempre los carrascos llevaban los mejores conjuntos musicales de la época, tan solo hubo dos años que al salón de Baralides y Benigno llevaron a un gran grupo llamado “Vanadiors”, el batería de ese grupo musical, era familia de los “paveros del pueblo” y murió de cáncer muy joven.
Entiendo que lo de María sobra ya, a partir de ahora, Merce, yo vivo en Vitoria, y cada vez que me desplazo a Salamanca paso por Vitigudino, mi madre está en la residencia de Lumbrales.
Antonio, el otro día estuve en la revisión del cardiólogo y va todo fenomenal, te puedo decir que en Septiembre cuando estuve en Salamanca, subí al campanario de La Clarecía, creo recordar que hablaban los trabajadores del lugar que en total eran 369 escalones y los subí con mis 58 años tan fresco, había jóvenes que se les notaba el tabaco, “subían agotados”. Llevo trabajando desde mediados del mes de Julio, ya echaba de menos la oficina…Un abrazo para todos los tertulian@s, hasta la próxima.
Entiendo que lo de María sobra ya, a partir de ahora, Merce, yo vivo en Vitoria, y cada vez que me desplazo a Salamanca paso por Vitigudino, mi madre está en la residencia de Lumbrales.
Antonio, el otro día estuve en la revisión del cardiólogo y va todo fenomenal, te puedo decir que en Septiembre cuando estuve en Salamanca, subí al campanario de La Clarecía, creo recordar que hablaban los trabajadores del lugar que en total eran 369 escalones y los subí con mis 58 años tan fresco, había jóvenes que se les notaba el tabaco, “subían agotados”. Llevo trabajando desde mediados del mes de Julio, ya echaba de menos la oficina…Un abrazo para todos los tertulian@s, hasta la próxima.