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Ami@s tertulian@s, veo que esto ha decaído un poco, entiendo que el tiempo libre no es para todos igual…
Antonio, se me olvidó decirte, llevo diez años sin fumar, y soy abstemio voluntario desde hace treinta, nunca me ha ido la bebida.
Juana Mari, siento haberme equivocado de progenitor.
En los años 50 y 60 y aún existe en algunos lugares, había una tradición en toda España referente a los “quintos”, en nuestro pueblo después de una celebración como esa, los mozos acababan ebrios y terminaban durmiendo en el pajar que menciona Antonio en su escrito sobre la boda de Ángel “carrasco”. Ese pajar estaba cerca de donde viví yo, ahora en la actualidad ese pajar está totalmente desconocido y es donde tiene el comercio Jesús “Kico” y si mal no recuerdo, los mozos de antaño lo llamaban el (pita), desconozco el porque lo llamaban así. Fernando se me adelantó a descubrir el enigma de la boda de Ángel, sobre el dichoso pajar y donde acabaron durmiendo…
Vamos a hablar un poco de las escuelas. Yo no recuerdo si a las chicas os hacían limpiar los pupitres unos días antes de las vacaciones de verano, a los chicos si, don. Antonio nos mandaba tal trabajo después de todo un curso ensuciando de manchones de tinta la preciada madera, la limpiábamos rascándola con cristales; claro es, que yo aprendí a escribir con pluma, más tarde por mi primera comunión me regalaron una estilográfica que aún conservo junto con la enciclopedia de Álvarez de segundo curso. Cuando se secaban los tinteros don. Antonio ponía la tinta en polvo y con un poco de agua, se hacía el milagro y a escribir, os acordáis de la leche en polvo de color amarillento que nos mandaban los americanos; “cuando la madre de Antonio se descuidaba un poco y le podíamos coger un terrón en polvo de aquellos y te lo metías en la boca, aquello se deshacía y se te llenaba de espuma”. Se acuerda alguien de cuando nos pusieron en el patio delante de las escuelas un pluviómetro, que cada vez que llovía teníamos que recoger la cubeta y medir el agua para saber la cantidad de lluvia que había caído… Os acordáis de los dos frailes o curas misioneros que llevó don. Celestino al pueblo que estuvieron conviviendo con nosotros unos días. Bueno amig@s esto es todo por hoy, estrujaremos nuestro cerebro para ver de que cosas o anécdotas podemos recordar, para la próxima tertulia.
A la persona que escribió el mensaje con el nombre de (emebé), nos gustaría a todos los tertulian@s saber tu nombre, para ver si nos acordamos de ti y poder ponerte cara. Según la gran claraboya de Internet el gentilicio de nuestro pueblo es “ALDEHUELENSES”.
Un abrazo para tod@s.
Antonio, se me olvidó decirte, llevo diez años sin fumar, y soy abstemio voluntario desde hace treinta, nunca me ha ido la bebida.
Juana Mari, siento haberme equivocado de progenitor.
En los años 50 y 60 y aún existe en algunos lugares, había una tradición en toda España referente a los “quintos”, en nuestro pueblo después de una celebración como esa, los mozos acababan ebrios y terminaban durmiendo en el pajar que menciona Antonio en su escrito sobre la boda de Ángel “carrasco”. Ese pajar estaba cerca de donde viví yo, ahora en la actualidad ese pajar está totalmente desconocido y es donde tiene el comercio Jesús “Kico” y si mal no recuerdo, los mozos de antaño lo llamaban el (pita), desconozco el porque lo llamaban así. Fernando se me adelantó a descubrir el enigma de la boda de Ángel, sobre el dichoso pajar y donde acabaron durmiendo…
Vamos a hablar un poco de las escuelas. Yo no recuerdo si a las chicas os hacían limpiar los pupitres unos días antes de las vacaciones de verano, a los chicos si, don. Antonio nos mandaba tal trabajo después de todo un curso ensuciando de manchones de tinta la preciada madera, la limpiábamos rascándola con cristales; claro es, que yo aprendí a escribir con pluma, más tarde por mi primera comunión me regalaron una estilográfica que aún conservo junto con la enciclopedia de Álvarez de segundo curso. Cuando se secaban los tinteros don. Antonio ponía la tinta en polvo y con un poco de agua, se hacía el milagro y a escribir, os acordáis de la leche en polvo de color amarillento que nos mandaban los americanos; “cuando la madre de Antonio se descuidaba un poco y le podíamos coger un terrón en polvo de aquellos y te lo metías en la boca, aquello se deshacía y se te llenaba de espuma”. Se acuerda alguien de cuando nos pusieron en el patio delante de las escuelas un pluviómetro, que cada vez que llovía teníamos que recoger la cubeta y medir el agua para saber la cantidad de lluvia que había caído… Os acordáis de los dos frailes o curas misioneros que llevó don. Celestino al pueblo que estuvieron conviviendo con nosotros unos días. Bueno amig@s esto es todo por hoy, estrujaremos nuestro cerebro para ver de que cosas o anécdotas podemos recordar, para la próxima tertulia.
A la persona que escribió el mensaje con el nombre de (emebé), nos gustaría a todos los tertulian@s saber tu nombre, para ver si nos acordamos de ti y poder ponerte cara. Según la gran claraboya de Internet el gentilicio de nuestro pueblo es “ALDEHUELENSES”.
Un abrazo para tod@s.