Y cuando éramos pequeños nos colábamos entre las parejas y Matias nos sacaba a golpe de bimbre. También algún gamberrete hacía sus necesidades fisiológicas menores en la ventana de la señora Adela (ahora casa de Andrés) y ésta gritaba por la ventana del salón "que se le seque el p... Al que haya meao en mi ventana". No fue así, pues el susodicho tiene dos hermosas hijas ya mayorcitas.