Exactamente, seguramente habría sobrado presupuesto para hacer el suelo del frontón.
Otra manera seria vender las piedras que se quitaron y subvencionar parte de los costes del suelo.
Claro que al cambiar la ubicación del suelo, nos costara pasta demoler el suelo antiguo.
En fin, esto es el nunca acabar. Y mientras nos cae la breva de poder poner el suelo, la pared se va deteriorando. Y esto es el cuento de nunca acabar. Como resultado, no disfrutamos de poder jugar en el frontón.
Otra manera seria vender las piedras que se quitaron y subvencionar parte de los costes del suelo.
Claro que al cambiar la ubicación del suelo, nos costara pasta demoler el suelo antiguo.
En fin, esto es el nunca acabar. Y mientras nos cae la breva de poder poner el suelo, la pared se va deteriorando. Y esto es el cuento de nunca acabar. Como resultado, no disfrutamos de poder jugar en el frontón.