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BARBADILLO: Entre los iberos, también existió una fuerte estructura...

Entre los iberos, también existió una fuerte estructura gentilicia, la generalización de vínculos de clientela y dependencia económica o militar, debilitaron los lazos familiares en beneficio de jefes militares.

B.- Entre distintas tribus podían establecerse pactos de solidaridad, si eran a nivel de iguales se llamaba “hospitalidad”, solían documentarse estos pactos en planchas de metal o de arcilla llamadas tesseras. Algunas de ellas solían partirse en dos para que cada parte conservara un trozo que se exhibía a manera de contraseña si fuera necesario.

C.- También existía el vínculo de sumisión personal o “clientela” donde una persona y su familia se acogía a la protección y sustento del patrono a cambio de prestarle servicios y fidelidad. Existían dos formas de clientela: la no militar, por la que grandes jefes- propietarios ofrecían protección y sustento a campesinos y empleados a cambio de trabajo y sumisión. Otro tipo de clientela era de tipo militar. La clientela militar suponía prestar el servicio armado del cliente a cambio de protección, sustento y armas. Llamada “devotio” que consistía en un juramento ante una divinidad en virtud del cual el devoto ofrecía su vida a la divinidad en caso de que, en plena batalla, peligrara el patrono.

D.- Reyes, caudillos con carácter sagrado, solían ser jefes guerreros o de familias poderosas tras la celebración de alianzas entre grupos tribales. Ejemp- Indívil, Mandonio, etc, por regla general era hereditaria, aunque algunas comunidades eran regidas por hombres libre (concilium) o por un consejo de ancianos aristócratas (senado) que en caso de guerra asignaban a su jefe militar con poderes especiales. Tales asambleas eran convocadas para decidir asuntos especialmente relevantes, como un tratado de paz, la declaración de guerra, el nombramiento de embajadores, la designación del jefe militar, etc.
Una de las consecuencias de la estratificación social en castas de los celtíberos fue que el mando político de la mayoría de las ciudades o asentamientos (oppidos) estuviera en manos de una aristocracia u oligarquía militar que controlaba la mayor parte de los recursos materiales (tierra, ganado, yacimientos mineros, etc). La élite de muchos de estos poblados fue esencial en la romanización de la Península al pactar su integración en el modelo político-administrativo romano a cambio de la conservación de su prerrogativas y propiedades.
De la H. del Derecho de los Pueblos. Rober.