Los problemas internos durante el Bajo Imperio.- La inestabilidad política, los problemas sociales y económicos dieron lugar a revueltas campesinas llamadas “bagaudas” debido a la presión fiscal que recaía sobre las clases medias y bajas de la población que eximía de tributo a las clases más ricas del imperio, los senadores, que eran los principales poseedores de tierras. Por lo que las clases medias de las ciudades (curiales) intentaban rehuir de estas cargas, e incluso abandonaban la ciudad por lo que los Emperadores convirtió el título en hereditario.
La peor parte fue para los campesinos libres que se vieron obligados a entrar como colonos bajo el patrocinio de los nobles terratenientes que los protegían tanto de la inseguridad de las guerras internas o invasiones como de la inseguridad económica, entregándoles parcelas de tierra por cuya explotación debían pagar una renta. De esta manera el campesino se vio sometido a una doble tributación, la que debía al estado y la que debían a sus patronos. El resultado de esto fue un descontento con revueltas de campesinos, colonos y esclavos que huían a los bosques y organizaban ejércitos atacando a quienes consideraban sus enemigos, los grandes propietarios rurales y los representantes de la administración imperial que gobernaban las ciudades, de las que formaba parte la jerarquía eclesiástica.
A veces estos campesinos (bagaudas) se unían con los bárbaros para luchar contra los romanos, prefiriendo ser pobres y vivir libres a estar bajo la opresión que representaba para ellos el estado romano.
Desde el S. III, la presión de los bárbaros sobre las fronteras romanas de occidente fue en aumento, lo que supuso un esfuerzo militar y una mayor presión fiscal. La división del Imperio hecha por Teodosio ente sus hijos Arcadio y Horacio y las sucesivas luchas entre los ejércitos romanos hacen que en la noche de Navidad del año 406, bandas de Alanos, Suevos y Vándalos asdingos y silingos crucen el Rhin helado entrando en el Imperio, de occidente devastando todo a su paso.
De la H. de Salamanca. 10.
La peor parte fue para los campesinos libres que se vieron obligados a entrar como colonos bajo el patrocinio de los nobles terratenientes que los protegían tanto de la inseguridad de las guerras internas o invasiones como de la inseguridad económica, entregándoles parcelas de tierra por cuya explotación debían pagar una renta. De esta manera el campesino se vio sometido a una doble tributación, la que debía al estado y la que debían a sus patronos. El resultado de esto fue un descontento con revueltas de campesinos, colonos y esclavos que huían a los bosques y organizaban ejércitos atacando a quienes consideraban sus enemigos, los grandes propietarios rurales y los representantes de la administración imperial que gobernaban las ciudades, de las que formaba parte la jerarquía eclesiástica.
A veces estos campesinos (bagaudas) se unían con los bárbaros para luchar contra los romanos, prefiriendo ser pobres y vivir libres a estar bajo la opresión que representaba para ellos el estado romano.
Desde el S. III, la presión de los bárbaros sobre las fronteras romanas de occidente fue en aumento, lo que supuso un esfuerzo militar y una mayor presión fiscal. La división del Imperio hecha por Teodosio ente sus hijos Arcadio y Horacio y las sucesivas luchas entre los ejércitos romanos hacen que en la noche de Navidad del año 406, bandas de Alanos, Suevos y Vándalos asdingos y silingos crucen el Rhin helado entrando en el Imperio, de occidente devastando todo a su paso.
De la H. de Salamanca. 10.