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BARBADILLO: La repoblación del S. XII.- Alfonso VI es el que va...

La repoblación del S. XII.- Alfonso VI es el que va a integrar en la estructura política del reino castellano-leonés estos asentamientos, aunque seguirán conservando una amplia autonomía.
Hasta el S. X, Salamanca viene a ser una villa que no destaca de otras como Ledesma, Ribas, Baños, Peña y Alhándiga, pero en el S. XII comienza a destacar al ser reinstaurada la sede episcopal, lo que le otorga la categoría de “civitas” y le confiere un papel de indiscutible preeminencia. Por lo que Salamanca está en condiciones óptimas de dar cobertura a la colonización de los territorios que se extienden por la margen izquierda del Tormes, menos apta para la producción agrícola que para la ganadera, erigiéndose en el baluarte defensivo de una de las áreas agrícolas más productivas, la Armuña.
Su situación en la convergencia de dos economías que se complementaban y sobre uno de los tramos fluviales más fáciles de vadear y con mejores condiciones de defensa.
Existen varias teorías sobre el estado de la ciudad y sus habitantes cuando la llegada de la repoblación Raimuniana, con un proceso migratorio de contingentes venidos de las regiones más septentrionales del reino castellano-leonés con elementos militarizados que se suman a los caballeros y por otro los campesinos que se sienten atraídos por los privilegios contenidos en los fueros de repoblación que garantizan, al menos parcialmente, la libertad e independencia disfrutada anteriormente al norte del Duero y usurpada por el avance de la feudalización.
La repoblación de Salamanca suponía el establecimiento de un núcleo fortificado en el punto donde convergía la mas importante línea de defensa natural, el Tormes, con la antigua Calzada de la Plata, principal arteria en época romana.
El núcleo más primitivo se configuró sobre otro más antiguo donde había tenido asentamientos sucesivos, preromanos, romanos y musulmanes es el que utilizó anteriormente Ramiro II, en el 939, situado entre dos depresiones con un muro que reforzaría la posición de la ciudad por el lado del rio, seguiría por la C/San Pablo y Cuesta de Carvajal hasta la puerta del Sol, en la confluencia de las C/ Rúa y Palominos, continuando por C/Serranos hasta cerrar la ciudad por la Vaguada. En él se instalaron los centros de poder político y militar en el castillo viejo y el alcázar.
El recinto amurallado no englobaba a todos los habitantes de la ciudad y menos a la afluencia de nuevos colonos. Sus muros solo ofrecían protección a una élite de nobles y eclesiásticos así como al embrión de la aristocracia urbana. El hecho de residir dentro de los muros tenía un prestigio superior sobre la población de campesinos y asentamientos de los arrabales, aunque pronto exigieron la protección de una muralla.
De la H. de Salamanca. (17)