ACTIVIDAD COLONIZADORA DE LOS CLERIGOS Y FORMACIÓN DE SEÑORÍOS
Las instituciones eclesiásticas reciben aquello que más abunda, tierra. Hay que precisar que la acumulación de bienes raíces está motivada en buena medida por las características generales de la economía de la época, en los primeros siglos, muchas instituciones no conocen la abundancia que las caracterizarán en siglos posteriores. Los cabildos, monasterios y conventos cuentan con un nivel de prestigio y solvencia que facilita sus pretensiones en estos momentos. Son los colectivos humanos mejor organizados, sus miembros tienen distintas especializaciones que les permite controlar y gestionar correctamente bienes y soportar con facilidad las dificultades de la época. La propiedad de la tierra es el medio fundamental de generar rentas en una sociedad predominantemente agraria y de garantizar el bienestar y abastecimiento de sus miembros en un contexto en el que se considera casi una utopía disponer de alimentos en abundancia.
Los dominios rurales.- Las luego poderosas órdenes mendicantes apenas muestran rastro de otros bienes que el convento donde residen con la iglesia aneja, hasta comienzos del S. XIV en el caso de los Dominicos, en el que los miembros de la comunidad vivían fundamentalmente de la actividad de limosneros. Sin embargo las Clarisas reciben algunos bienes rurales y heredan el patrimonio de algunas de las mujeres recogidas en el convento.
La catedral de Salamanca ve crecer su patrimonio al desarrollo de la colonización del territorio salmantino, es el dominio más sólido, mejor organizado y el que sirve de modelo al resto de instituciones eclesiásticas. Privilegiada por Raimundo de Borgoña y sucesivos reyes (Alfonso VI, VII, Fernando II y Alfonso IX) así como por donaciones de clérigos y por la gestión de numerosos miembros del cabildo.
Los canónigos desarrollaron un sistema de relación con los propietarios de las tierras que les resultó muy rentable a largo plazo: acogían en el claustro a laicos que les entregaban sus bienes raíces y, a cambio les aseguraban su manutención, el vestido y un enterramiento digno.
Patrimonio urbano.- Las instituciones eclesiásticas tenían su casa principal en la ciudad y si eran entidades con solera, disfrutaba allí de puebla con vasallos sometidos a su jurisdicción y obligados a pagar los tributos señoriales. Los vasallos eran parroquianos de la iglesia de la Orden; allí recibían sacramentos y la sepultura y con ella tenían la obligación de entregar el diezmo y de favorecerla en su testamento según desearan.
De la H. de Salamanca. (24)
Las instituciones eclesiásticas reciben aquello que más abunda, tierra. Hay que precisar que la acumulación de bienes raíces está motivada en buena medida por las características generales de la economía de la época, en los primeros siglos, muchas instituciones no conocen la abundancia que las caracterizarán en siglos posteriores. Los cabildos, monasterios y conventos cuentan con un nivel de prestigio y solvencia que facilita sus pretensiones en estos momentos. Son los colectivos humanos mejor organizados, sus miembros tienen distintas especializaciones que les permite controlar y gestionar correctamente bienes y soportar con facilidad las dificultades de la época. La propiedad de la tierra es el medio fundamental de generar rentas en una sociedad predominantemente agraria y de garantizar el bienestar y abastecimiento de sus miembros en un contexto en el que se considera casi una utopía disponer de alimentos en abundancia.
Los dominios rurales.- Las luego poderosas órdenes mendicantes apenas muestran rastro de otros bienes que el convento donde residen con la iglesia aneja, hasta comienzos del S. XIV en el caso de los Dominicos, en el que los miembros de la comunidad vivían fundamentalmente de la actividad de limosneros. Sin embargo las Clarisas reciben algunos bienes rurales y heredan el patrimonio de algunas de las mujeres recogidas en el convento.
La catedral de Salamanca ve crecer su patrimonio al desarrollo de la colonización del territorio salmantino, es el dominio más sólido, mejor organizado y el que sirve de modelo al resto de instituciones eclesiásticas. Privilegiada por Raimundo de Borgoña y sucesivos reyes (Alfonso VI, VII, Fernando II y Alfonso IX) así como por donaciones de clérigos y por la gestión de numerosos miembros del cabildo.
Los canónigos desarrollaron un sistema de relación con los propietarios de las tierras que les resultó muy rentable a largo plazo: acogían en el claustro a laicos que les entregaban sus bienes raíces y, a cambio les aseguraban su manutención, el vestido y un enterramiento digno.
Patrimonio urbano.- Las instituciones eclesiásticas tenían su casa principal en la ciudad y si eran entidades con solera, disfrutaba allí de puebla con vasallos sometidos a su jurisdicción y obligados a pagar los tributos señoriales. Los vasallos eran parroquianos de la iglesia de la Orden; allí recibían sacramentos y la sepultura y con ella tenían la obligación de entregar el diezmo y de favorecerla en su testamento según desearan.
De la H. de Salamanca. (24)