De los elementos sociales de esta población, los más numerosos fueron los hispanogodos. Algunos de ellos no llegaron a vivir nunca bajo la dominación musulmana mientras que la mayoría sí, por lo que se determina una diferenciación de grupos.
Los independientes que siempre permanecieron en las zonas que quedaron libres de la invasión musulmana, ligados a la tradición jurídica de los visigodos.
Los mozárabes o hispanogodos que abandonaron tras la conquista el territorio musulmán para establecerse en el cristiano en impulsos migratorios desde la segunda mitad del S. XI y principios del S. XII. (por persecución de los almorávides).
Los francos, procedentes del otro lado de los Pirineos, en sucesivas migraciones se asentaron en muchos lugres de Cataluña, Aragón y Navarra, así como en el Camino de Santiago, sus leyes y costumbres fueron absorbidas por las del lugar de los asentamientos.
Los moros, (árabes y bereberes) en muy pequeña proporción hasta finales del S. XI en que su número comenzó aumentar al ampliarse el territorio cristiano y permanecer en las ciudades y campos que habitaban formando la población mudéjar. Constituían una población marginal dedicada principalmente a actividades artesanales y de cultivo de la tierra como colonos. Gozaban de libertad, poseían bienes y se les permitía, bajo la protección de los Reyes, vivir según su derecho y su religión.
Los judíos, permanecieron principalmente en la parte ocupada por los musulmanes, fue aumentando su número a medida que avanzaba la reconquista y sobre todo a partir del S. XI en que fueron perseguidos por los almorábides. Fue entonces cuando los judíos se establecieron en la España cristiana a la que dieron el nombre de Sefarad, protegidos por los Reyes por sus riquezas y por su cultura. En el S. XIV se les acusó de causar la peste negra que asoló la Península y se organizaron matanzas contra ellos.
En cuanto a la composición de la sociedad, la conquista musulmana produjo una gran alteración en el sistema social visigodo hundiéndose por completo, rota las estructuras sociales respecto de la población con el monarca y con la tierra, perdurando tan solo los lazos personales, por lo que la condición de las personas comenzó a determinar más por su origen convirtiéndose la tierra en el elemento más importante de diferenciación social.
En el S. IX cuando la monarquía comenzará a desempeñar un papel importante y los territorios se reorganizaron política y administrativamente, reaparecieron las viejas condiciones que habían determinado el régimen social visigodo, es decir, las relaciones personales con el rey de un lado, y la situación de las personas en el régimen administrativo, por otro. Junto con esto aparecen dos factores nuevos: uno, la repoblación. Otro, las relaciones de encomendación y vasallaje.
De la H. del Derecho y de los Pueblos. 27
Los independientes que siempre permanecieron en las zonas que quedaron libres de la invasión musulmana, ligados a la tradición jurídica de los visigodos.
Los mozárabes o hispanogodos que abandonaron tras la conquista el territorio musulmán para establecerse en el cristiano en impulsos migratorios desde la segunda mitad del S. XI y principios del S. XII. (por persecución de los almorávides).
Los francos, procedentes del otro lado de los Pirineos, en sucesivas migraciones se asentaron en muchos lugres de Cataluña, Aragón y Navarra, así como en el Camino de Santiago, sus leyes y costumbres fueron absorbidas por las del lugar de los asentamientos.
Los moros, (árabes y bereberes) en muy pequeña proporción hasta finales del S. XI en que su número comenzó aumentar al ampliarse el territorio cristiano y permanecer en las ciudades y campos que habitaban formando la población mudéjar. Constituían una población marginal dedicada principalmente a actividades artesanales y de cultivo de la tierra como colonos. Gozaban de libertad, poseían bienes y se les permitía, bajo la protección de los Reyes, vivir según su derecho y su religión.
Los judíos, permanecieron principalmente en la parte ocupada por los musulmanes, fue aumentando su número a medida que avanzaba la reconquista y sobre todo a partir del S. XI en que fueron perseguidos por los almorábides. Fue entonces cuando los judíos se establecieron en la España cristiana a la que dieron el nombre de Sefarad, protegidos por los Reyes por sus riquezas y por su cultura. En el S. XIV se les acusó de causar la peste negra que asoló la Península y se organizaron matanzas contra ellos.
En cuanto a la composición de la sociedad, la conquista musulmana produjo una gran alteración en el sistema social visigodo hundiéndose por completo, rota las estructuras sociales respecto de la población con el monarca y con la tierra, perdurando tan solo los lazos personales, por lo que la condición de las personas comenzó a determinar más por su origen convirtiéndose la tierra en el elemento más importante de diferenciación social.
En el S. IX cuando la monarquía comenzará a desempeñar un papel importante y los territorios se reorganizaron política y administrativamente, reaparecieron las viejas condiciones que habían determinado el régimen social visigodo, es decir, las relaciones personales con el rey de un lado, y la situación de las personas en el régimen administrativo, por otro. Junto con esto aparecen dos factores nuevos: uno, la repoblación. Otro, las relaciones de encomendación y vasallaje.
De la H. del Derecho y de los Pueblos. 27