Rebaja tu factura AQUÍ
Como hay mucha participación en el foro, hoy voy a romper mi rutina y mostraros unas pequeñas coplas que me he traído de este mi último viaje a tierras catalanas. La primera forma parte de una canción que echó mi abuela Ricarda en la fiesta de Quejigal cuando ella tenía 17 años.
"A mi me preguntó un juez
que de qué me mantenía.
Yo me mantengo del robo.
¿De qué se mantiene usía
si no fuera por nosotros?"
Esta copla la cantó ante el administrador de la finca, montaraz, cura, el marqués del Yen y demás autoridades de aquellos tiempos.
Al día siguiente, el cura desde el púlpito, el administrador (por encargo del marqués) la reprimenda por el escándalo. Vamos que le llovió la del pulpo.
Su padre, el abuelo Gabriel que tenía la contrata del corte de encinas vio peligrar su trabajo se la llevó en el carro pa casa y esa fue toda la fiesta que tuvo.
Entonces las fiestas se formaban con la participación de la propia gente, entre los que asistían había quien tenía buena voz y cantaba, otros recitaban poesías o bailaban, pero todo era participación de unos con otros y siempre había alguien que hacía sonar la gaita y tamboril.
Otra de las coplas que se acordaba mi tía Cata era la que cantaba una ciega cuando pasaba a pedir por el pueblo.
"En este año señores
lo vamos a pasar mal.
Se ha cogido poco trigo
y poco de lo demás.
La barriga anda vacía
por no tener que lucir
pero las botas y el lujo
se han empeñado en lucir".
Son coplas que valen para siempre. Los jueces y los ladrones, dos caras de una misma moneda. La pobreza y el lujo, siempre unidas de la mano.
Un saludo.
"A mi me preguntó un juez
que de qué me mantenía.
Yo me mantengo del robo.
¿De qué se mantiene usía
si no fuera por nosotros?"
Esta copla la cantó ante el administrador de la finca, montaraz, cura, el marqués del Yen y demás autoridades de aquellos tiempos.
Al día siguiente, el cura desde el púlpito, el administrador (por encargo del marqués) la reprimenda por el escándalo. Vamos que le llovió la del pulpo.
Su padre, el abuelo Gabriel que tenía la contrata del corte de encinas vio peligrar su trabajo se la llevó en el carro pa casa y esa fue toda la fiesta que tuvo.
Entonces las fiestas se formaban con la participación de la propia gente, entre los que asistían había quien tenía buena voz y cantaba, otros recitaban poesías o bailaban, pero todo era participación de unos con otros y siempre había alguien que hacía sonar la gaita y tamboril.
Otra de las coplas que se acordaba mi tía Cata era la que cantaba una ciega cuando pasaba a pedir por el pueblo.
"En este año señores
lo vamos a pasar mal.
Se ha cogido poco trigo
y poco de lo demás.
La barriga anda vacía
por no tener que lucir
pero las botas y el lujo
se han empeñado en lucir".
Son coplas que valen para siempre. Los jueces y los ladrones, dos caras de una misma moneda. La pobreza y el lujo, siempre unidas de la mano.
Un saludo.