Pero estos poderes, para ser capaces de cobrar rentas y de hacer cumplir sus mandatos, necesitaban unos territorios delimitados por lo que durante el S. XII y a comienzos del S. XIII el nuevo espacio social fue parcelado, creando alfoces o términos concejiles, diócesis, arcedianatos, etc.
Las sedes episcopales son restauradas poco después de la repoblación y como las jerarquías diocesanas solían carecer de fuerza militar para defender sus territorios, recurrían casi siempre al pacto para solventar problemas de límites que solían coincidir con los términos concejiles. También la correlación de fuerzas entre la monarquía y el poder concejil hacen sucesivas modificaciones del término dependiente de Salamanca. En una actuación de afirmación clara de la monarquía y debido a las necesidades fronterizas en relación con el sur, pero también con Castilla durante un periodo en que los dos reinos estuvieron separados, el término salmantino sufrió importantes amputaciones. Primero fue el hecho de la repoblación decidida en 1.161 por Fernando II de Ledesma y C. Rodrigo que provocaron una guerra, más tarde con la creación de los alfoces de Monleón, Salvatierra, Miranda del Castañar y Montemayor del Rio. Hacia el año 1.199 Alfonso IX dio título de villa a Monleón y le dotó de un concejo de unas cuantas aldeas hasta entonces perteneciente a los salmantinos, lo mismo ocurre en años sucesivos en otros tres términos, aunque Monleón regresaría en 1.248 a depender de Salamanca debido al poder que aún mantenía su “caballería villana”.
De la H. de Salamanca 32
Las sedes episcopales son restauradas poco después de la repoblación y como las jerarquías diocesanas solían carecer de fuerza militar para defender sus territorios, recurrían casi siempre al pacto para solventar problemas de límites que solían coincidir con los términos concejiles. También la correlación de fuerzas entre la monarquía y el poder concejil hacen sucesivas modificaciones del término dependiente de Salamanca. En una actuación de afirmación clara de la monarquía y debido a las necesidades fronterizas en relación con el sur, pero también con Castilla durante un periodo en que los dos reinos estuvieron separados, el término salmantino sufrió importantes amputaciones. Primero fue el hecho de la repoblación decidida en 1.161 por Fernando II de Ledesma y C. Rodrigo que provocaron una guerra, más tarde con la creación de los alfoces de Monleón, Salvatierra, Miranda del Castañar y Montemayor del Rio. Hacia el año 1.199 Alfonso IX dio título de villa a Monleón y le dotó de un concejo de unas cuantas aldeas hasta entonces perteneciente a los salmantinos, lo mismo ocurre en años sucesivos en otros tres términos, aunque Monleón regresaría en 1.248 a depender de Salamanca debido al poder que aún mantenía su “caballería villana”.
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