Entre los espacios señoriales y los de realengo existe la diferencia en la que en los primeros actuaban de forma directa los nobles, mientras que en los de realengo intervenían el concejo de la capital y los representantes de los pueblos.
Esta desigualdad explica el desarrollo demográfico de algunas villas de señorío, con constantes desplazamientos de poblaciones. Con el fin de incrementar el nº de vasallos los señores practicaron variados métodos intentando incrementar la riqueza de estos y con ello sus ingresos personales. Del recurso a procedimientos legales, como exacciones, rebajas fiscales o franquicias a utilizar prácticas violentas. Las aldeas del Campo Charro fueron escenario continuado de este tipo de actos, llegando incluso a ser despobladas varias de ellas pro algunos de los caballeros salmantinos con intereses muy directos en la zona.
Célebres son las usurpaciones comunales, robos de ganados y desplazamientos forzosos de familias de algunas aldeas a mediados del S. XV en zonas del suroeste de la tierra de Salamanca llevadas a cabo por los Fernández de Tejeda, Gómez de Benavides, Enrique Enríquez y Rodrigo Godínez. Durante este periodo las migraciones de un lugar a otro fueron muy frecuentes, para fijar poblaciones se establecen mercados como en 1.465 a petición de don Beltrán de la Cueva en Ledesma todos los jueves y en 1.467 en Salamanca con la celebración de una feria franca cada año desde el 9 al 20 de Septiembre, ambas concedidas por Enrique IV. Y en 1.475 por los Reyes Católicos en C. Rodrigo. Salamanca en 1.504 ya contaba con más de 18.000 habitantes siendo una de las villas más importantes del reino.
En las zonas agrícolas desaparecieron unos cuantos pueblos cuyos habitantes y campos pararon a integrarse en otras aldeas limítrofes o emigraron a otras comarcas. Los reajustes de poblamiento demuestra como las tierras peores de montaña fueron ocupadas sobre todo en los tiempos difíciles. Así pues, las miras se dirigieron hacia las llamadas tierras marginales, hacia las comarcas donde el pastoreo o el paso del ganado podían ofrecer ciertas ventajas.
En el año de 1.265, en el núcleo de poblaciones del obispado de Salamanca, figuramos con el nombre de Barvadiello.
De la H. de Salamanca. (37)
Esta desigualdad explica el desarrollo demográfico de algunas villas de señorío, con constantes desplazamientos de poblaciones. Con el fin de incrementar el nº de vasallos los señores practicaron variados métodos intentando incrementar la riqueza de estos y con ello sus ingresos personales. Del recurso a procedimientos legales, como exacciones, rebajas fiscales o franquicias a utilizar prácticas violentas. Las aldeas del Campo Charro fueron escenario continuado de este tipo de actos, llegando incluso a ser despobladas varias de ellas pro algunos de los caballeros salmantinos con intereses muy directos en la zona.
Célebres son las usurpaciones comunales, robos de ganados y desplazamientos forzosos de familias de algunas aldeas a mediados del S. XV en zonas del suroeste de la tierra de Salamanca llevadas a cabo por los Fernández de Tejeda, Gómez de Benavides, Enrique Enríquez y Rodrigo Godínez. Durante este periodo las migraciones de un lugar a otro fueron muy frecuentes, para fijar poblaciones se establecen mercados como en 1.465 a petición de don Beltrán de la Cueva en Ledesma todos los jueves y en 1.467 en Salamanca con la celebración de una feria franca cada año desde el 9 al 20 de Septiembre, ambas concedidas por Enrique IV. Y en 1.475 por los Reyes Católicos en C. Rodrigo. Salamanca en 1.504 ya contaba con más de 18.000 habitantes siendo una de las villas más importantes del reino.
En las zonas agrícolas desaparecieron unos cuantos pueblos cuyos habitantes y campos pararon a integrarse en otras aldeas limítrofes o emigraron a otras comarcas. Los reajustes de poblamiento demuestra como las tierras peores de montaña fueron ocupadas sobre todo en los tiempos difíciles. Así pues, las miras se dirigieron hacia las llamadas tierras marginales, hacia las comarcas donde el pastoreo o el paso del ganado podían ofrecer ciertas ventajas.
En el año de 1.265, en el núcleo de poblaciones del obispado de Salamanca, figuramos con el nombre de Barvadiello.
De la H. de Salamanca. (37)