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BARBADILLO: En los pequeños concejos la opresión señorial fue más...

En los pequeños concejos la opresión señorial fue más brutal que en las grandes villas ya que se trataba de aldeas convertidas en villas sin tradiciones de autogobierno, desgajadas de los alfoces de las grandes ciudades, sin capas sociales de caballeros villanos sino solo con población no privilegiada y una vida social marcada por los labradores.
En estas pequeñas villas existía una especie de “sernas”: un peón por cada casa para la siega y un obrero para la vendimia se debían dar al señor, como ocurría en Peñaranda de Bracamonte, también exigieron servicios de carretera para que en ellos sus vasallos les transportasen gratuitamente leña del monte hasta Medina, también el apropiarse de algunas tierras que obliga a que sus vasallos las siembren para él sin derecho alguno, todo esto era exigido por Alonso Rodríguez Manjón, abad de Medina. Por lo que no solo eran los nobles los que oprimían a estos concejos. La iglesia, cuando ha tenido intereses materiales en un concejo, ha sido tanto o más opresora que la alta nobleza sobre sus grandes concejos de villa y tierra.
En este sentido la pertenencia al realengo suponía una mejora fiscal y estatutaria. Salamanca exhibía un señorío más benigno con sus aldeas, como lo era el de un concejo de una ciudad de realengo frente a las fórmulas más anquilosadas de señorío eclesiástico.
La ciudad de Salamanca tenía al final de la Edad Media unos 18.000 habitantes y la Tierra de Salamanca unos 30.382. En Salamanca había en los S. XIV y XV entre un 2 y un 4 % de hidalgos y un 90% de población urbana no privilegiada por lo que la mayoría eran pecheros junto a sectores eclesiásticos y minorías étnicas. En el campo la mayoría de la población eran pecheros.
De H. de Salamanca (43)