Ricos, ganaderos y poderosos.-Esta especie de aristocracia de ciudad o clase dominante que dirigía los resortes del poder solían se temidos por el resto de los habitantes, procedían de los caballeros villanos que habían alcanzado privilegios desde el S. XIII, residían en las capitales de los concejos, eran dueños de importantes bienes agrícolas y ganaderos y contaban con importantes clientelas e influencias en la villa y ciudades y por regla general se habían ennoblecido.
Este grupo social tuvo en los privilegios regios de mediados del S. XIII uno de los jalones esenciales de su configuración histórica. La repoblación y sus necesidades de defensa y la vico de frontera hicieron prosperar a los “caballeros villanos” que disponían de caballo y armas aptos para la guerra, además de los principales haciendas agropecuarias del vecindario.
En estos ámbitos concejiles bastaba disponer de caballo y armas reglamentarios y demostrarlo en alardes cada cierto tiempo, para gozar de algunas exenciones. (En C. R. se hacían cada cuatro meses) Para consolidar hidalguía había que probar que durante tres generaciones se había estado exento del pago de moneda.
Cuando se alejó la frontera, acudían cuando el señor jurisdiccional lo solicitaba, en calidad de “vasallos del señor” semejante a “vasallos del rey”. Realizaban guías o escoltas pagadas, acompañaban a recaudadores, emisarios foreros o custodiaban prisioneros en su traslado. Auxiliaban a la justicia local.
En Salamanca en 1.484 se consideraba que el número de caballeros-escuderos de los dos bandos de la ciudad eran de 140 del linaje de San Martín y de 132 de San Benito. Dentro de los dos linajes más citados en Salamanca tenemos, los Maldonado, los Cornejo, los Monroy, los Ovalle, los Paz, los Solís, los Tejeda, los Villafuerte y posteriormente en el S. XVI se añaden los Acevedo-Fonseca, los Nieto, los Anaya, los Enríquez, los Arauzo, los Vázquez Coronado, los Manzano y los Almarza.
En C. R. cuatro grandes troncos lideran los dos bandos, por un lado los Garci-López de Chaves y los Pacheco y por otra parte los Silva y los Aguila.
De la H. de Salamanca. (43)
Este grupo social tuvo en los privilegios regios de mediados del S. XIII uno de los jalones esenciales de su configuración histórica. La repoblación y sus necesidades de defensa y la vico de frontera hicieron prosperar a los “caballeros villanos” que disponían de caballo y armas aptos para la guerra, además de los principales haciendas agropecuarias del vecindario.
En estos ámbitos concejiles bastaba disponer de caballo y armas reglamentarios y demostrarlo en alardes cada cierto tiempo, para gozar de algunas exenciones. (En C. R. se hacían cada cuatro meses) Para consolidar hidalguía había que probar que durante tres generaciones se había estado exento del pago de moneda.
Cuando se alejó la frontera, acudían cuando el señor jurisdiccional lo solicitaba, en calidad de “vasallos del señor” semejante a “vasallos del rey”. Realizaban guías o escoltas pagadas, acompañaban a recaudadores, emisarios foreros o custodiaban prisioneros en su traslado. Auxiliaban a la justicia local.
En Salamanca en 1.484 se consideraba que el número de caballeros-escuderos de los dos bandos de la ciudad eran de 140 del linaje de San Martín y de 132 de San Benito. Dentro de los dos linajes más citados en Salamanca tenemos, los Maldonado, los Cornejo, los Monroy, los Ovalle, los Paz, los Solís, los Tejeda, los Villafuerte y posteriormente en el S. XVI se añaden los Acevedo-Fonseca, los Nieto, los Anaya, los Enríquez, los Arauzo, los Vázquez Coronado, los Manzano y los Almarza.
En C. R. cuatro grandes troncos lideran los dos bandos, por un lado los Garci-López de Chaves y los Pacheco y por otra parte los Silva y los Aguila.
De la H. de Salamanca. (43)