EL EJÉRCITO Y SU ORGANIZACIÓN.- La reconquista supuso la necesidad frecuente de contingentes militares. De ahí que existe una obligación esencial de todos los naturales y vasallos de acudir a la llamada a las armas. (excepción de los clérigos por Alfonso VII).
Las peculiaridades de este ejército altomedieval consistían en que no era un cuerpo armado de forma permanente, pues sólo reunía esta característica la milicia real o mesnada, hombres armados que acompañaban al rey, si no que el rey llamaba a las armas cuando lo estimaba conveniente. En el S. XI es cuando surgen las guarniciones en los castillos, encargadas de velar y vigilar los mismos, si bien las tropas de mercenarios no fueron desconocidas. Así pues, los soldados se reclutaban para la ocasión.
A finales de la baja Edad Media, un importante eslabón de la cadena militar lo formarán las órdenes militares, que reúnen la doble condición de institución religiosa y militar. Al formar parte de ellas se entraba en la profesión religiosa y a la vez se prometía defender la religión con las armas. Al desaparecer las milicias señoriales y concejiles manteniéndose las mercenarias junto con el reclutamiento forzoso, se sentaron las bases del Ejército moderno, que siguió contando con la aportación de la nobleza y de las Órdenes militares.
La estructura del Ejército en la Baja Edad Media estaba compuesta por tropas a caballo (formada exclusivamente por la nobleza) y tropas a pie o infantería. Dentro de las ciudades existía una serie de gentes, (sin pertenecer a la nobleza) con capacidad económica que se podía pagar un caballo y armas que conformaron la caballería villana. Esta institución permitía al rey contar con un potencial ejército presto a acudir a su llamada en todo momento; y a los caballeros villanos les ofrecía la posibilidad de acceder a la nobleza aunque fuera a su escalón inferior, lo que entre otros privilegios confería la exención del pago de tributos.
Del Manual de H. y del Derecho. (43)
Las peculiaridades de este ejército altomedieval consistían en que no era un cuerpo armado de forma permanente, pues sólo reunía esta característica la milicia real o mesnada, hombres armados que acompañaban al rey, si no que el rey llamaba a las armas cuando lo estimaba conveniente. En el S. XI es cuando surgen las guarniciones en los castillos, encargadas de velar y vigilar los mismos, si bien las tropas de mercenarios no fueron desconocidas. Así pues, los soldados se reclutaban para la ocasión.
A finales de la baja Edad Media, un importante eslabón de la cadena militar lo formarán las órdenes militares, que reúnen la doble condición de institución religiosa y militar. Al formar parte de ellas se entraba en la profesión religiosa y a la vez se prometía defender la religión con las armas. Al desaparecer las milicias señoriales y concejiles manteniéndose las mercenarias junto con el reclutamiento forzoso, se sentaron las bases del Ejército moderno, que siguió contando con la aportación de la nobleza y de las Órdenes militares.
La estructura del Ejército en la Baja Edad Media estaba compuesta por tropas a caballo (formada exclusivamente por la nobleza) y tropas a pie o infantería. Dentro de las ciudades existía una serie de gentes, (sin pertenecer a la nobleza) con capacidad económica que se podía pagar un caballo y armas que conformaron la caballería villana. Esta institución permitía al rey contar con un potencial ejército presto a acudir a su llamada en todo momento; y a los caballeros villanos les ofrecía la posibilidad de acceder a la nobleza aunque fuera a su escalón inferior, lo que entre otros privilegios confería la exención del pago de tributos.
Del Manual de H. y del Derecho. (43)